Por décadas, Medellín fue considerada la ciudad más limpia del país, ganándose el título de “Tacita de Plata”. Eran otros tiempos, cuando sus habitantes eran principalmente locales y nadie imaginaba que se convertiría en uno de los destinos turísticos más atractivos del continente.
Hoy, la llegada de visitantes y nuevos residentes, junto con el crecimiento del turismo, ha dificultado la transmisión de la tradicional cultura paisa de limpieza, orden y civismo. Esta transformación podría ser una de las razones por las cuales las calles y aceras de Medellín ya no lucen tan impecables como antes.
En el marco de la estrategia “Nuestro espacio, nuestra responsabilidad”, conversamos con líderes comunales para comprender mejor la problemática de las basuras en el centro de la ciudad.
Caso Boston
Ana María Sepúlveda, presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Boston, nos guio en un recorrido por sus calles.
“Antes de los contenedores, la basura en el parque de Boston llegaba hasta la mitad de la calle, afectando la movilidad. Hicimos sensibilizaciones con la Secretaría de Medio Ambiente, la Secretaría de Salud y Emvarias, y logramos que los comerciantes disminuyeran la disposición inadecuada de residuos”, señaló.
Se instalaron contenedores en puntos críticos, pero el proyecto fracasó debido al robo frecuente de estos. Según Sepúlveda, el problema actual es el lavado de los contenedores, una tarea que Emvarias acordó realizar mensualmente, pero que nunca se ha cumplido. “También falta mayor conciencia de los residentes, que a veces sacan la basura al parque o se la entregan a habitantes de calle, agravando el problema”, añadió.
Que dice la JAL
Fabio Ignacio Galvis Quintero es edil de la comuna por el Partido Creemos. Para él “una de las problemáticas en cuanto a temas de basuras es la conciencia ciudadana debido a que no se usan los contenedores para arrojar la basura. Se requiere de más sensibilizaciones, ya que muchas personas sacan la basura a destiempo, generando puntos críticos”.
Expresa además los inconvenientes con habitantes de calle, quienes luego de buscar en las basuras alimentos, dejan los desechos en el suelo generando problemas de salubridad.
Por su parte, Neftalí Salazar Agudelo, también edil, se refirió al tema: “la situación cada día es más compleja debido a la falta de compromiso, la gestión de los residuos tiene problemas significativos ya que afecta la movilidad y genera daños en los separadores de infraestructura vial por la acumulación de basuras. Estas problemáticas afectan la biodiversidad y sobre todo la estética del entorno”.
Más compromiso ciudadano
De acuerdo con los líderes y otras personas con las que conversamos, es evidente que falta mayor compromiso por parte de la ciudadanía para mantener limpios los distintos barrios del centro de la ciudad.
Así lo mencionó Ever Valencia, propietario de la Lavandería Celver: “algunas personas del sector sacan la basura después de que pasa el carro, causando que los habitantes de calle rieguen los desechos. Como medida para esta situación, deberían cobrar multa a los que saquen las basuras en los horarios no establecidos. No se volvió a realizar sensibilización respecto a este tema”.
Así pues, la limpieza del centro de Medellín no solo depende de las instituciones gubernamentales, sino de un cambio de actitud por parte de todos sus habitantes. Solo con un compromiso colectivo será posible devolverle al centro su brillo de antaño y mantenerlo como un espacio digno para locales y visitantes.