Por Juan Moreno
Justo hace 40 años, el que había sido el Seminario Mayor de Medellín hasta 1962, abría sus puertas como centro comercial en el centro de la ciudad. Luego de dos años de trabajos y adecuaciones, la hermosa edificación ubicada en la calle 57 (La Paz) con carrera 49 (Venezuela), permitió la entrada al público en general en medio del florecimiento de los grandes centros comerciales de ese entonces, como Sandiego, Oviedo, Camino Real y Almacentro. Para aprovechar esta efeméride, Villanueva ha planeado un ambicioso proyecto que busca atraer más visitantes y revivir este oasis central. Pero antes de hablarles de eso, hagamos un poco de historia, porque el tema lo amerita.
La construcción de este edificio de tres pisos, un sótano y marcado estilo europeo, había comenzado en 1919 a cargo del italiano Giovanni Buscaglione con la idea de tener allí el seminario, a solo una cuadra de la catedral metropolitana. En 1928 estuvo listo y formó cientos de sacerdotes durante décadas.
Con la expansión del centro y el inexorable paso de la modernidad con sus bullas y afanes, pronto se hizo imposible tener el silencio y la paz que requiere un recinto de esta naturaleza, así que se decidió el traslado del seminario hacia la sede que tiene hoy en la vía Las Palmas. ¿Qué hacer entonces con el edificio, cercado por el mundanal ruido?
Se consideró la idea de derribar la histórica construcción para levantar las consabidas torres de apartamentos, pero “gracias a Dios”, se reconsideró la iniciativa y se acordó mantener semejante monumento arquitectónico en pie, pero otorgándole una vocación comercial, así que en 1980 comenzó la adecuación de los locales, bajo la dirección del Maestro urbanista Laureano Forero, dejando el tercer piso como la sede administrativa de la Arquidiócesis de Medellín.
A finales de 1982, para aprovechar la temporada decembrina, se inauguró el centro comercial Villanueva, el tercero del centro, después de Sandiego y el Camino Real. Tuvo su torre de parqueaderos para 350 vehículos y se adecuó la plazoleta central como zona de comidas, además de un almacén ancla: La Candelaria. Para protegerlo de cualquier modificación caprichosa, se declaró Monumento Histórico de la ciudad y Bien de Interés Municipal en nivel de conservación general.
La vocación de Villanueva nunca fue la misma que la de los otros centros comerciales, más afines a las modas que vienen y van. Rápidamente fue el epicentro de la espiritualidad, con tiendas de artículos y ornamentos religiosos, esotéricos, de literatura de crecimiento personal y hasta de vestuario para servidores católicos y así se ha mantenido. Hay una que otra sede de servicios financieros, de salud, inmobiliarias, oficinas de profesionales, alquiler de trajes para ocasiones especiales y agencias de viajes, además de cuatro patios de esparcimiento y cultura. También hay un auditorio que antes funcionó como capilla. Son 184 locales.
Villanueva hoy
Pero más que eso, Villanueva es un oasis en el centro, y sobre todo, en la zona en la que se encuentra. El clima es distinto, más fresco. Se respira una sensación de paz y seguridad. No se siente ni se viven afanes. Es un punto de encuentro, de introspección. Esa atmosfera monacal que conserva es una invitación a ralentizar la vida, a dejar las prisas y a disfrutar sus espacios. Incluso, tiene clases de aeróbicos los lunes, miércoles y viernes a las 6 de la tarde. Y no poca gente asiste.
Villanueva cumple pues cuarenta años como centro comercial y tiene un plan para que todos volvamos, para que nos apropiemos de él y su majestuosa presencia no se nos vuelva paisaje, para que no se nos quede en el olvido. Villanueva quiere ser un centro no solo religioso, sino espiritual. “Queremos apuntarle a un espacio que sintonice a la gente consigo misma, que se convierta en una isla de paz, de tranquilidad espiritual al interior de un edificio de interés patrimonial en medio de una zona compleja. Que la gente se siente protegida”, dice Clara Inés Ospina, Gerente de Villanueva.
Aparte de realizar diligencias en la curia, Villanueva ofrece una experiencia diferenciada, más allá de las compras. Hay donde estacionar en un parqueadero externo, se puede llegar en varias rutas de buses y acceso directo por la estación Prado del Metro. Cautivar a los jóvenes para que hagan turismo cultural y patrimonial es otro de los objetivos de este renacimiento.
Los cuatro pilares
Cuatro décadas se quieren celebrar sobre cuatro pilares fundamentales que se convertirán en los mayores atractivos de Villanueva para convertirlo en un centro comercial diferente a todos.
Arte, empezando por el mismo edificio; cultura con eventos en cada uno de los pasillos; fe y renovación, serán las bases para transitar hacia un centro cultural y espiritual en el centro de Medellín. También aprovecharán para estrenar imagen visual, una serie de piezas que reúnen todo lo que el lugar representa, la arquitectura, los espacios a cielo abierto, la historia.
Desde noviembre comenzó en firme la celebración del cuadragésimo aniversario y todo 2023 tendrán exposiciones de fotografía, eventos culturales, de arte, y capacitación. “Nos acompañará en la organización de este proyecto la UPB con sus grupos musicales, que tendrá una sede aquí en Villanueva. En navidad, entre el 16 y el 24 de diciembre tendremos las novenas a las 3 de la tarde. Y todo el año, hasta noviembre, habrá eventos con el sello de nuestra identidad y posicionamiento de lo que es Villanueva, un edificio importante para Medellín y un centro donde la cultura y la fe son protagonistas a través de encuentros experienciales y conexiones que solo se pueden vivir aquí, así que todos están invitados a la renovación de Villanueva”, remata Clara Inés Ospina.
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