En la ciudad hay una nueva apuesta de recorridos guiados que invitan a conocer la comuna 10 cuando se acaba el día y las luces de la noche acompañan a los caminantes.
Por Ingrid Cruz Riaño
Mientras los visitantes de la comuna 10 de Medellín buscan afanosos su camino de regreso a casa, un grupo pequeño de personas se reúne también para caminar, pero con tranquilidad y la única intención de dejarse sorprender por la noche en el centro.
El punto de partida es el Salón Málaga, contiguo a la estación San Antonio del Metro. Allí, Manuel Córdoba, creador de Medellín Galería a Cielo Abierto
o Medellín Galería Tour les da la bienvenida a quienes decidieron cambiar sus planes tradicionales por una caminata en el lugar que muchos en el día recorren con prisa y en la noche evitan.
Normalmente Manuel es el guía principal, pero esta noche es Jose, o “Chepe”, el encargado de contar las historias de la Medellín antigua y la transformada.
“Las únicas normas de seguridad son mirar el piso para no caer en los huecos, estar atentos a los cruces semafóricos y evitar entregar dinero a los habitantes de calle”, cuenta con mucha seguridad Chepe, quien es uno de los 20 guías a quienes Manuel ha formado para que encuentren en los recorridos una alternativa económica y complemento a sus estudios.
Qué esto era un valle, que por este lado llegaron los españoles y que allí se fundó la Bella Villa. Los relatos siguen mientras los asistentes tratan de imaginarse esa Medellín sin el metro o con calles empedradas. Ese es uno de los puntos importantes de este recorrido, hacer que la gente conozca la historia, sin necesidad de cuestionar o criticar el presente, por el contrario, logrando comprenderlo.
“En este punto tenemos una de las pinturas más importantes que se llama Horizontes y es del maestro Francisco Antonio Cano”, señala el guía a la réplica del cuadro que está bajo la estación San Antonio, mientras de fondo se escuchan los tangos del Málaga, un vallenato de algún local de licores, el megáfono de un vendedor de bananos y el paso del metro por los rieles metálicos.
Aunque existen diferentes recorridos guiados por el centro de la ciudad, Medellín Galería a Cielo Abierto es de los pocos que le apuesta a una mirada nocturna, no sólo en los lugares más conocidos, sino también en aquellos que han sido vedados por ser diferentes a lo convencional.
“La intención es que la gente observe, conozca la historia, sepa que hay o que había en ese edificio. No necesariamente llenarlos de fechas y nombres, pero sí de interesarlos por cómo ha cambiado su ciudad”, dice Manuel.
El camino sigue al Parque de las Luces, uno de los puntos centrales más transformados y que por muchos años fue el lugar de llegada de los visitantes de Medellín. “Este era el primer sitio que veían, los edificios Vásquez y Carré, la Alhambra, la Plaza Guayaquil, Plaza Cisneros y la estación Medellín”, dice con detalle Manuel, invitando también a evaluar todos esos cambios que ha tenido la ciudad en su afán de progreso.
La ruta toma otra de las principales carreras de la ciudad: Carabobo, que para muchos es irreconocible en la noche, pues en el día caminar significa esquivar personas, carretas y vendedores de todo tipo. Pero al caer la tarde la calzada se ve amplia y solo quedan algunos locales abiertos y las carretas de siempre que intentan vender hasta el último producto.
Por allí sigue el tránsito hacia El Palacio Nacional, para contar la historia de la justicia, el comercio y por su puesto de Agustín Goovaerts. Luego, el edificio de Bancolombia y el de Suramericana, en Colombia con Carabobo, para hablar de art decó en la arquitectura. Avanzando se llega a la iglesia La Veracruz, donde se conversa sobre la historia antigua y la colonización del valle y avanzando un poco más, por supuesto, el recorrido llega a las esculturas del maestro Fernando Botero.
Así son las paradas de este centro de Medellín presentado como una galería a cielo abierto. Las miradas se levantan para ver las tres cabezas del edificio Víctor, o buscan el suelo para sorprenderse por un acueducto centenario que sobrevivió a la urbanización.
Pero como la tarea es también conocer ese centro “oculto”, los caminantes, después de comer en Versalles, continúan por las calles de Barbacoas, otra cara de Medellín que toma vida en la noche. Este es el espacio para hablar de las condiciones de seguridad, de la manera en cómo se comporta la ciudad y de quiénes son las autoridades.
El recorrido está por acabar. Se regresa a la arteria principal del centro, la avenida Oriental, que a esa hora solo la recorren unos cuantos carros, brindando una tranquilidad que en el día no se encontraría. Los caminantes reciben las últimas indicaciones y enseñanzas, pero, aunque siempre quedarán faltando puntos por visitar, todos se van con la idea, o al menos con la semillita del interés por volver a caminar la Medellín cuando el sol se oculta.
¿Se anima a vivir esta experiencia?
El recorrido nocturno por el centro de Medellín inicia a las 7:00 p.m. y tiene una duración de entre dos horas y dos horas y media, aunque puede variar según sea el público. Para consultar las fechas y otras opciones de recorridos puede visitar la cuenta en Instagram @Medellín Galería Tour o comunicarse al celular: 321 646 47 70, con Manuel Córdoba.