Entre tejidos y pulidos, entre cuero y macramé, entre madera, cuarzos y flores, se desarrolla desde hace cerca de 50 años Sanalejo, la Feria Artesanal emblema de Medellín. Aunque por costumbre este evento siempre tiene lugar el primer sábado de cada mes, en el 2023 la administración distrital decidió que Sanalejo se realizaría con mayor frecuencia, el primer y tercer sábado de cada mes.
Esta decisión beneficia principalmente a los más de 300 artesanos que llegan mensualmente a la feria para ofrecer sus creaciones y saberes, en muchos casos, heredados. Uno de ellos es Alexander Vélez, y aunque su actitud jovial le da un aire juvenil, este aventurero originario del sur del país lleva unos quince años formando parte de Sanalejo, y muchos más siendo artista y artesano.
“No a cualquiera le dan un puesto aquí, yo estoy en el mismo lugar desde que llegué” comenta mientras ofrece sus árboles de la vida hechos en alambrismo. Al lado de estos también tiene collares y pulseras, rocas volcánicas y piedras energéticas. “Aunque ya hay en la feria muchas personas que revenden productos, aún quedamos quienes sí fabricamos todo lo que tenemos”.
Atractivo turístico
Productos hechos a mano son el detalle que más llegan buscando los visitantes de la feria. Desde sus inicios, Sanalejo se caracterizó por ser lugar para encontrar objetos únicos, materializar ideas en joyas y lienzos, tertuliar con los hippies y reconectarse con prácticas manuales tradicionales.
“Se inició como una feria de artesanías, plantas y antigüedades en la Plazuela San Ignacio, y de allí nos desplazamos al Parque Bolívar”, hace memoria sobre el inicio de Sanalejo Juan Carlos Carmona, un artesano que trabaja el cuero. “Creo que es un error que la gente se haya acostumbrado a decirle a cualquier feria de toldos ‘Sanalejo’, porque realmente el único Sanalejo que hay en Medellín es este”, continúa.
Y aunque Juan Carlos se muestra contento de que la feria vaya a realizarse dos veces por mes, cree que la acogida por parte de la ciudadanía no es igual que antes. “Hace unos quince años al mercado venía mucha gente, no había ni por donde caminar, hoy en día lastimosamente se ha mermado demasiado la afluencia de personas. No sé si las nuevas generaciones no conocen al respecto”.
Él no es el único que piensa de esta forma; Don Rafael, así sin apellido, es un costeño que también se dedica al oficio de la marroquinería y hace parte de Sanalejo desde su comienzo. Al respecto menciona que “cuando iniciaron aquí en el Parque Bolívar, mi puesto estaba marcado con el número uno. Antes venían demasiadas personas, traían a muchos extranjeros, a todos nos iba muy bien. Creo que hoy ya no se hace la misma publicidad, hay que reforzar esa parte”.
Para tratar de frenar esta problemática, Medellín está empleando estrategias como el aumento en la frecuencia de Sanalejo, muestras artesanales en los alrededores del edificio Vásquez y otras actividades que ayuden a expandir las posibilidades de comercialización del arte manual
No solo está la Feria
Una vez se está disfrutando de Sanalejo, el tiempo corre rápido y se hace fácil estar horas pasando de puesto en puesto; sin embargo, hay más espacios y actividades en los alrededores del Parque Bolívar que son perfectas para complementar este plan de sábado.
Una de estas es Juniniar, como se le dice en Medellín a recorrer la icónica calle Junín, un lugar donde padres y abuelos acudían a ver vitrinas, comer helado, conversar con amigos y pasar el fin de semana.
Aunque el tiempo ha pasado, hoy Junín vibra con la misma energía de antaño; entre sus pasajes comerciales se oculta toda la variedad de productos y servicios que los visitantes necesitan, desde ropa de marca, pasando por souvenirs, productos naturistas, remates, calzado, bolsos, porcelana y demás.
Para terminar la tarde, una gran opción es explorar la variada oferta gastronómica de Junín, donde se destacan el Salón Versalles, El Astor, los restaurantes del centro comercial El Unión o del Boulevard de Junín, la Hacienda, Arte & Café y Rusto Pizza. Este atractivo es un imperdible para todos los locales y visitantes de Medellín que quieran acercarse más a la cultura de la ciudad a través de restaurantes característicos.
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Excelente, este era uno de los mejores programas en mi juventud, sería muy bueno que los jóvenes asistieran a este tipo de eventos en donde se aprecia el arte de hermosos trabajos hechos a mano.