La Secretaría de Cultura Ciudadana trabaja en la reorganización de esta tradicional expresión que se vive el primer sábado de cada mes en el Parque de Bolívar.
Por: Víctor Vargas
Una vez al mes, casi ininterrumpidamente, los artesanos antioqueños llenan con sus maravillas, creatividad y sensibilidad con los materiales, el corazón de la ciudad: el Parque de Bolívar.
Se trata de la Feria o Bazar de San Alejo que ajustó 43 años alegrando a Medellín con arte y cultura, con colores, con lámparas, manillas, cacharros, ropas, anillos y un millar de objetos artesanales.
Sin embargo, este referente de la cultura “estaba en el ostracismo”, según relata Jorge Lopera, artesano delgado, de cabello y bigote blanco que lleva más de dos décadas en San Alejo con sus lámparas de calabaza, totumo y guadua, decoradas con finos tejidos de filigrana.
Y lo dice porque durante años la Feria estuvo bajo el control de la subsecretaría de Espacio Público. Según los artesanos fue una época oscura que, para su bienestar, cambió con la Secretaría de Cultura Ciudadana que ahora se encarga de la feria y planea una reorganización que espera en 2018, entregarle a los artesanos, a la ciudad y al mundo, un nuevo San Alejo.
“Fuimos tratados como problema de espacio público y no como promotores culturales. Esa época no fue buena. Se estigmatizó al artesano, siempre fue un conflicto, un tira y afloje, un periodo aciago”, relata Lopera.
Recuerdan que en ese momento no había toldos adecuados ni orden, los productos estaban a la intemperie y el bazar cayó en una decadencia de la que se empieza a recuperar.
“El bazar está muy diferente, hace días no lo veíamos tan grande, con más artesanos, más oferta, está organizado”, expresa Gloria Fajardo, visitante que cuenta que “ama la feria” y no había vuelto pues había perdido su atractivo.
A poner la casa en orden
Paula Mejía, Coordinadora de la Feria de San Alejo, asumió el proyecto desde hace dos meses.
Explica que en este momento hay 370 artesanos en su base de datos, el grupo principal de trabajo. A ellos se suman los que asisten esporádicamente y los artesanos extranjeros que también piden espacio en el bazar y que deben regularse para darle una estructura seria al certamen.
“Inicialmente realizamos un diagnóstico en el que nos tomaremos hasta el último bazar de diciembre, para tomar decisiones y decir ‘así vamos a funcionar’”, explicó Mejía.
Aunque varios artesanos expresan sentirse mucho mejor con las primeras medidas de mejoramiento como nuevos toldos sin costo, organización por cuadrantes de colores, actividades artísticas, mayor respeto y valoración como agentes culturales; el reto de la Secretaría y su Coordinadora es mayor: cada artesano es un mundo particular, con necesidades propias y una forma de ver el mundo en el que las decisiones oficiales no siempre son bien acogidas.
“Es que soy muy reacio al sistema, porque el sistema siempre nos impone la razón, nos dice esto es así y ya”, expresa Jorge León Serna, artesano textil con 10 años de presencia en la Feria, quien reclama a las autoridades más participación de los recursos municipales para la cultura.
Expresa que el tamaño actual del toldo es insuficiente para la cantidad de mercancías a exhibir; que el material que los cubre no es impermeable y de presentarse la lluvia, “debemos correr a recoger; por eso no se puede sacar a mostrar todas las artesanías: pues ante la lluvia no da tiempo de recogerlas”, señala.
Algunos artesanos reclaman publicidad para evento y consideran que es necesario incluir a San Alejo en los circuitos turísticos de la ciudad, lo que atraería tanto a medellinenses como a extranjeros, como por ejemplo Elie y Reeca Smith, británicos que se suman a estadounidenses, holandeses y franceses que visitaron este primer sábado de septiembre el bazar. “Nos gusta el colorido y las artes, es muy diverso”, dice Elie.
Dentro de la fase de diagnóstico y reorganización, la Coordinación de San Alejo está convocando a la integración de una comisión que unifique un poco más los criterios, las necesidades, las iniciativas y expectativas de los artesanos.
Incluso, se espera avanzar en capacitaciones para los artesanos y llevar, cumpliendo con las exigencias, sus productos a grandes certámenes como Expoartesano por ejemplo.
Con estas comisiones y la designación de unos voceros, Paula Mejía espera encauzar todo el proceso y en el 2018, “seguramente hacer un relanzamiento de la Feria y volverla a llevar a los lugares de importancia que tuvo dentro del contexto cultural de la ciudad”, concluyó.
Dentro de las acciones de mejora se organizarán los espacios para venta de plantas y antigüedades que están al aire libre.