A las dos de la mañana, la calle Juan del Corral, esa que también es conocida como la calle de los muertos debido a las múltiples funerarias que tienen su sede allí, hace honor a su apodo, pues parece un verdadero cementerio.
De las pocas personas que se ven deambular, la mayoría salen del Hospital San Vicente, o esperan a alguien fuera de este. En una esquina, en un letrero que emite más luz que cualquier otro en la vía se lee: “Restaurante La Panadería – 24 horas”.
Pese a estar en el centro de la ciudad, un sector sumamente concurrido a lo largo del día, no es tan común encontrar en él oferta gastronómica disponible después de las ocho de la noche. Quizá por esto todas las personas de los alrededores parecen dirigirse hacia aquel restaurante brillante, el mismo que ya tiene buena parte de sus mesas ocupadas por taxistas a la espera de que les resulte un servicio.
Y aunque La Panadería es el único restaurante abierto en esa zona, hay más en la Comuna 10 que se han arriesgado a probar la estrategia de nunca cerrar sus puertas.
En otras zonas
Cerca de la Placita de Flórez, en la carrera 38 con calle 49 para ser más específicos, se encuentra un restaurante muy popular y de curioso nombre. La Ardilla, llamado así en honor al apodo que carga su dueño, es un negocio que sirve desayunos, almuerzos y cenas durante las 24 horas del día.
“La estrategia nos ha funcionado porque esta es una zona muy comercial, también es el punto donde se reúnen taxistas y en las horas de la noche encuentran aquí un sitio para comer”, comenta Eliza, socia de este negocio familiar.
No siempre estuvieron ubicados en ese punto, hace nueve años abrieron su primer local sobre Ayacucho, sin embargo, con la puesta en marcha del tranvía tuvieron que trasladarse a su locación actual. Lo que siempre ha sido igual es su apuesta por funcionar 24 horas, en ella han encontrado un factor que los destaca y los ha vuelto reconocidos entre residentes y visitantes del sector.
Algo particular de esta zona del centro es que en ella hay más restaurantes 24 horas, quizá por su agitada vida nocturna, al quedar cercano tanto al Parque del Periodista como a las torres de Bomboná, o por la gran cantidad de estudiantes y turistas que frecuentan y se alojan ahí.
Así pues, en la esquina opuesta a La Ardilla se encuentra Pollo & Wok, un lugar con una oferta totalmente distinta pero que tampoco cierra sus puertas. Pollo asado, apanado, con arroz y consomé son algunos de los platos que ofrece el restaurante a su variada clientela.
“Aquí vienen todo tipo de clientes. Creo que el que abra 24 horas es buena idea porque normalmente esta es una zona muy movida, está cerca al parque de Boston y hay mucha gente que se embala para conseguir comida tarde”, comenta Yamile Quintano, encargada del restaurante.
Reciben sin peros a quienes se quedan en el centro hasta tarde.
Una excelente forma de prolongar la vida nocturna
Una de las grandes problemáticas que afectan al centro de Medellín es la inseguridad. Mucho se ha escuchado decir que una de las causales de esto es la forma en la que el territorio se vacía rápidamente apenas cae el sol. Zonas como Guayaquil o la avenida Oriental cierran sus comercios a las 6:00 p.m., dando pie a espacios solitarios donde la delincuencia es cotidiana.
Los negocios 24 horas se oponen a esta dinámica, pese a que la mayoría escapa de lo que considera una zona prohibida en las noches.
Estos establecimientos reciben sin peros a quienes se quedan en el centro hasta tarde. Sin embargo, este horario extendido no funciona bien en todos los sectores del centro. El restaurante Carbón y Sabor, por ejemplo, tiene sedes cerca al edificio Comedal, en Carabobo, en el Palo y en Maracaibo, pero solo las últimas dos funcionan las 24 horas del día.
“Ya anteriormente hemos ensayado los horarios en los diferentes puntos de venta y entonces uno sabe en dónde funciona. Aquí en Maracaibo tenemos los hoteles cercanos, la Clínica Central Fundadores, los prostíbulos que están aquí aledaños, por lo tanto, funciona muy bien”, explica Daniel Castaño, quien es empleado de Carbón y Sabor desde hace nueve años.
Delicias Girardot, cerca al parque del Periodista, Pollo a la Brasa, en los bajos de la estación San Antonio, Rapi Kiwis en El Palo, Sabrosuras de la Oriental y Hoguera y Sabor en la avenida Oriental, son solo algunos de los establecimientos que nunca encontrará cerrados en el centro. Y aunque el territorio carga con un gran estigma en el tema de seguridad, vale la pena impulsar apuestas gastronómicas que fomentan que las personas lo habiten en todos los horarios.
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