Por Valentina Castaño
La Medellín que hoy conocemos comenzó a formarse en una colina ubicada en la cuenca baja de la quebrada Santa Elena, un afluente que nace en el corregimiento con el mismo nombre, atraviesa el centro de la ciudad y desemboca en el río Medellín.
Desde el siglo XIX, las márgenes fértiles de este riachuelo comenzaron a poblarse con residencias de toda clase, fue gestora y espectadora del progreso en el valle. Sin embargo, conforme la ciudad se llenaba cada vez más de habitantes, sus aguas se hicieron menos cristalinas, las basuras que bajaban desde comunidades ubicadas en la parte alta y los malos olores que estas ocasionaban al represarse en otros puntos, empezaron a enturbiar su cauce, el cual se convirtió poco a poco en una alcantarilla a cielo abierto.
Luego de mucho debatir la solución a esta problemática, se optó por la estrategia poco ortodoxa de cubrir la quebrada para siempre. Así, en 1924, la oficina de Ingeniería Municipal empezó la cobertura en concreto, en el tramo entre Junín y Palacé, lo que hoy conocemos como la avenida Primero de Mayo. Para 1930 la cobertura se extendió desde Junín hasta la avenida La Playa, y finalmente se terminó de asfaltar hasta Cundinamarca y los lados de la minorista, sepultando así un poderoso caudal.
Hoy, las condiciones de la ciudad difieren mucho de las de esa Medellín de antaño, donde se creía que los problemas con la Santa Elena se irían para siempre al ocultarla. El aumento imparable de las precipitaciones y el crecimiento demográfico desmedido de la ciudad, desbordan quebradas y han puesto en alerta a sus habitantes, quienes están a merced de deslizamientos e inundaciones.
La Santa Elena y sus riesgos
La cuenca de la quebrada Santa Elena es una formación hídrica con numerosos afluentes. Nace a 2.680 msnm en el cerro Espíritu Santo, corregimiento de Santa Elena, tiene una longitud de 25 kilómetros y desemboca en el río Medellín a 1.453 msnm, al frente de la desembocadura de la quebrada La Iguaná y al costado de la Plaza Minorista.
Esta cuenca es de un tipo que en ingeniería se conoce como “cuenca vertical” debido a que presenta una caída de aproximadamente 1.227 metros en una corta distancia, esto por la alta pendiente o desnivel que existe entre su nacimiento y la desembocadura.
Dichas características implican un manejo especial, debido al riesgo inminente de que ocurran deslizamientos, inundaciones y otros desastres naturales a raíz de la velocidad con que baja el agua de las montañas, afectando de esta forma a la población situada en la parte baja de la cuenca, es decir, en el centro de Medellín.
Desastres en años recientes
Los desastres naturales a lo largo de la cuenca de la Santa Elena no son raros. En el pasado, el afluente ya se ha llevado viviendas en las zonas altas, y se ha salido de su cobertura. Recordemos algunos casos.
En la tarde del sábado 5 de noviembre de 2016, las lluvias generaron inundaciones en la Avenida La Playa, Plaza Botero, Museo de Antioquia y el barrio Buenos Aires. El agua alcanzó los 80 centímetros sobre el nivel de las aceras. Una de las imágenes que más se recuerdan de este episodio, fue la del tranvía recién inaugurado que navegaba sobre el caudal que corría a la altura de la carrera 28 con calle 49.
Iniciando abril de 2019, el DAGRD tuvo que atender 37 casos de inundaciones, movimientos en masa y caída de árboles por una creciente de la quebrada Santa Elena. Se ordenó la evacuación de 22 familias, cuyas viviendas se encontraban al costado de la quebrada, en los barrios Ocho de Marzo, Las Estancias y Villatina. Un número importante de esas viviendas tenían tradición de 30 años o más.
Y así llegamos hasta el 2021, cuando las fuertes lluvias del viernes 11 de junio incrementaron el caudal de la Santa Elena, lo que generó rotura del asfalto en varios puntos de la Avenida La Playa. En la Avenida De Greiff con la carrera 54, Cúcuta, la capa asfáltica se quebró por la fuerza del agua que corría bajo ella, dejando así al descubierto parte del antiguo Puente de Santamaría, construido en 1907.
Este último evento puso sobre la mesa otro de los problemas de la Santa Elena, bajo su cubierta yacen aún estructuras patrimoniales, como lo son los puentes que se usaban para cruzarla de un lado a otro, los cuales no se demolieron cuando la quebrada se cubrió. Estas estructuras antiguas hoy en día soportan gran parte del peso del tráfico vehicular y los transeúntes que recorren el centro.
“Todas las estructuras de estos puentes antiguos fueron construidas en bóveda de ladrillo cocido, pegados con mortero de argamasa de arena (intradós), se encuentran directamente debajo de la capa de pavimento y subbase de lleno. Por tanto, los puentes antiguos que ya tienen un desgaste por el tiempo, no han tenido ningún tipo de mantenimiento, ni restauración, ni refuerzo, se encuentran soportando las vías principales como La Avenida La Playa, Avenida 1ro de Mayo y la Avenida De Greiff, en los cruces de sus principales carreras. La losa de concreto o box culvert que cubre la quebrada Santa Elena no se prolonga encima de los puentes. Esto quiere decir que todo el peso de los llenos o subbase, la carpeta asfáltica y todo el tráfico permanente de arterias muy congestionadas del centro de la ciudad están siendo soportadas por puentes que fueron construidos hace más de cien años, que no se les hace ningún tipo de mantenimiento y que fueron diseñados para coches de caballos y una ciudad con mucho menos tráfico”, expone el colectivo ambiental La Cofradía de Aná, en un derecho de petición enviado a la Alcaldía de Medellín en el año 2022.
El riesgo es inminente y este solo parece aumentar más conforme pasa el tiempo. Según el informe de predicción climática del IDEAM, en junio de 2021 se registraron 29 días de lluvia con un promedio de 143 milímetros por día. Se pronosticó que la situación permanecería igual para el mes de julio, panorama que se extendió hasta el fin de año y ha continuado en el 2022. Con esta información es evidente que la tendencia es que el nivel de lluvias continue en aumento.
¿Qué hace la administración?
Quienes habitan en cercanías de la Santa Elena no ignoran el riesgo que representa este afluente. Colectivos en pro del medio ambiente, líderes comunitarios, ciudadanos y expertos, han manifestado su preocupación por la situación y buscan respuestas de la administración a través de derechos de petición y tutelas.
La Secretaría de Medio Ambiente se ha pronunciado afirmando que “En la cuenca de la quebrada Santa Elena se han generado una serie de intervenciones tanto estructurales como no estructurales para mitigar las problemáticas asociadas a los riesgos que se presentan, tanto en periodos de lluvias vinculados a las implicaciones que estas generan por los efectos asociados a inundaciones, como también a los asociados a movimientos en masa y avenidas torrenciales”.
Esta dependencia también alerta que el área de riesgo más alto corresponde a sectores urbanizados o con importantes obras de infraestructura vial, desde el límite del perímetro urbano de Medellín hasta el punto donde se cubre la quebrada. En total, el área sujeta a riesgo alto suma 16,18 hectáreas. Dentro de esta área de alto riesgo hay cerca de 1.051 predios afectados, 102 de ellos en el barrio Caicedo y 38 en el barrio Boston, los cuales son susceptibles a programas de reubicación.
En estos tramos urbanos de la quebrada, las viviendas construidas en sus márgenes prácticamente enmarcan su canal o cauce, por lo que difícilmente se producen inundaciones en tales sectores. No obstante, la fuerza del afluente puede ocasionar socavamientos de los muros, amenazando con hacerlos ceder. Es lo que ocurre, entre otros sectores, en el tramo frente al barrio Caicedo, y amenaza los hogares e incluso las vidas de muchos habitantes del sector.
Para mitigar riesgos, Medio Ambiente propone comenzar por diagnosticar de forma puntual la problemática de la quebrada Santa Elena, con el propósito de poder recomendar medidas puntuales, para así a largo plazo lograr ejecutar obras que permitan solucionar las condiciones de riesgo que se encuentren asociadas a la estructura de la cobertura de la quebrada Santa Elena.
Sin embargo, no hay fechas claras de intervención y las lluvias no cesan. La comunidad espera que se tome acción antes de que la Santa Elena arrase con más a su paso.
También puede interesarle: Recorra el centro y conozca historias y lugares emblemáticos de Medellín