Aunque en los últimos cuatro años se han hecho grandes inversiones para mejorar la infraestructura del centro de Medellín, la promesa de sostener estos proyectos en el tiempo se ha quedado en el aire.
Por: Valentina Castaño.
Durante la administración de Federico Gutiérrez, Medellín le apostó fuertemente al desarrollo de diversos proyectos para intervenir la infraestructura pública. De hecho, en el Plan de Desarrollo Medellín Cuenta Con Vos 2016-2019, se incluyeron obras por $1,3 billones.
Uno de estos proyectos fue el Plan Integral del Centro, una estrategia para la recuperación del espacio público y de la seguridad que incluía acciones como el Plan Parrilla, para renovar 34,7 kilómetros de redes de acueducto y alcantarillado, la mejora de 40 parques ubicados en toda la comuna 10 y la transformación de algunos sitios tradicionales como la Avenida La Playa, Junín, la Plazuela de Zea y Plazuela Nutibara.
Aunque la inversión para llevar a cabo este Plan Integral fue de cerca de 270 mil millones de pesos, la promesa de sostener las obras en el tiempo para hacer del centro un territorio seguro y habitable no se ha cumplido.
Al respecto, Jorge Mario Puerta, director ejecutivo de Corpocentro, comenta que “en las mesas de trabajo realizadas a lo largo del cuatrienio anterior, desde las asociaciones del centro alertamos a la alcaldía sobre la necesidad de trabajar más en aspectos sociales que en infraestructura, pues sosteníamos que la obra en sí no iba a cambiar el entorno si las problemáticas sociales no se intervenían”.
La Plazuela de Zea y otras obras
Hacia la mitad del 2020, se concluyó la intervención de la Plazuela Francisco Antonio Zea, ubicada en el barrio San Benito cerca de la Plaza Minorista.
Pese a que se realizó una inversión de casi cuatro mil millones para devolverle este espacio a la comunidad vecina, fueron los mismos habitantes y líderes del sector quienes solicitaron a la Alcaldía mantener el parque cerrado hasta que pudieran garantizar las condiciones para su uso.
“Tenemos muchos problemas de habitantes de calle, de basuras y demás, eso implicaba que al abrir el parque no lo tomaría la ciudadanía. Pedimos a la Alcaldía mantenerlo cerrado hasta que hubiera un plan de intervención social.”, dijo a CENTRÓPOLIS Fernando Correa, miembro de la JAC del barrio San Benito.
El 24 de junio de 2020, y por pedido de los líderes de San Benito, un equipo interdisciplinario de la Alcaldía, encabezado por la Gerencia del Centro, hizo un recorrido para observar la situación de la zona y se establecieron acuerdos entre ambas partes con el fin de consolidar un plan integral para la apropiación adecuada de este espacio.
“Nosotros nos encontramos con un proyecto hermoso de infraestructura que la EDU estaba por entregar, pero que la comunidad tenía muchas dudas y temores por la cercanía que hay a todos los habitantes de calle, por las dificultades sociales y económicas en la Avenida De Greiff,” explicó Mónica Pabón, gerente del centro.
Así, con el consenso logrado entre administración y comunidad, finalmente se hizo apertura de la Plazuela, pero, con la llegada de la pandemia, los acuerdos rápidamente se vinieron abajo; la presencialidad se había limitado y toda la agenda cultural que se tenía pensada debió ser pospuesta. Pronto, la Plazuela de Zea volvió a ser sitio de consumo y venta de estupefacientes.
“La alcaldía habla mucho de que nosotros como comunidad debemos ser quienes hagamos uso del parque, pero lo que parece que no entienden es que, sin las condiciones de seguridad correctas, nadie va a querer arriesgarse a estar en un sitio peligroso como este, pusieron hasta un parque para niños y jamás he visto a ninguno jugar ahí” comenta Argemiro Ruiz, comerciante y habitante del sector.
Esta inadecuada apropiación del espacio también es evidente en otros proyectos terminados, como la avenida La Playa, la Galería Bolívar o la Plazuela Nutibara, donde el espacio público lo ocupan hoy las ventas informales o los carros mal parqueados.
¿Qué está haciendo la administración?
Desde una mesa que lidera directamente el alcalde, y de la que participan diferentes dependencias de la Alcaldía, se están generando estrategias para mitigar la problemática. La principal está encaminada a identificar mejor la población, censarlos, saber dónde están, de dónde vienen y todas sus condiciones específicas, para así no solo brindar una asistencia pasajera sino reconocerlos como personas y atender sus necesidades.
“La informalidad es un asunto con el que hay que tener un poco de entendimiento y humanidad, pero también racionalidad, no podemos dejar que el espacio público se llene de ventas, y lo que estamos tratando es de poner orden, que sea la administración la que de la agenda sobre cómo usar los espacios de la ciudad. No es una propuesta de vamos a limpiar el centro de venteros, es el peor momento para hacer algo de esa índole, pero también hay personas que están abusando de eso. La información es la reina aquí, para entender quiénes sí lo hacen porque lo necesitan y quiénes no,” expone la gerente Pabón.
Para la administración, una preocupación es recoger la mayor cantidad de datos precisos posible, por eso se comenzarán a realizar censos y caracterizaciones de la población vulnerable. Además, habrá una plataforma integrada para cruzar variables y lograr reconocer por familias cuáles son las necesidades.
Los vecinos de las obras esperan que de ahora en adelante haya un compromiso por mantener una agenda permanente de activación recreativa, deportiva, artística y cultural, donde la administración se articule con los actores sociales del territorio y se lleguen a acuerdos con las comunidades que están directamente relacionadas con los proyectos que se desarrollen.
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