Es triste ver que los niños de comunidades indígenas sean símbolo de mendicidad, que con el paso de los días toma más fuerza convirtiéndose en un negocio rentable para quienes los explotan. Es normal ver en las aceras y calles del centro de la ciudad mujeres indígenas con niños hasta recién nacidos que son usados para pedir limosna. Esta situación atenta contra la niñez y es un llamado a decir “No a la Limosna”.
También puede interesarle: En el centro aún hay bailes como los de antes