Por: Andrea Isabel Lara.
Todos los viernes y domingos una magia especial se cierne sobre un espacio en el centro de Medellín, donde los amantes de los bailes tradicionales se reúnen a eso de las siete de la noche para tener 60 minutos llenos de ritmo y alegría.
El lugar es la famosa viejoteca Lotus, que desde hace 23 años ofrece clases de baile gratuitas de los géneros musicales de antaño. Su ubicación privilegiada, en la calle Maracaibo, entre El Palo y Girardot, en una zona gastronómica y festiva, hace que acercarse al lugar sea totalmente seguro
Allí, los amantes de los bailes de salón tienen la posibilidad de ir a aprender nuevos ritmos y disfrutar de un espacio diferente ya sea en pareja, con amigos, o simplemente solos.
Al espacio se accede por una puerta pequeña que lleva al segundo piso, la cual abre unos minutos antes de las 7 p.m., pero desde antes se puede ver a las personas rodeando el lugar preguntando la hora de apertura.
“Me entere de este lugar porque una amiga me dijo que daban clases de baile gratis y que también se podía conocer gente, y aquí estamos esperando a que abran”, cuenta una asistente mientras tomaba algo en un bar frente a Lotus.
Ya en el segundo piso, lo primero que impactan son las luces de colores, al fondo a la derecha un espacio con mesas adornado con cuadros de los artistas que se presentaron en Lotus en el pasado. Las sillas están ubicadas de tal forma que queda una pista amplia para las clases de baile, con un espejo gigante en la pared.
Gabriel Córdoba, profesor encargado de las clases nos contó: “Para el centro ha sido muy bueno porque ha tenido mucha acogida, la gente ha respondido bien, aquí es sano, hay mucho ambiente, mucha gente”, cuenta.
Su actual propietario, Carlos Mario Salazar, cuenta como se concibió la idea de brindar las clases gratuitas a la comunidad. “Anteriormente estábamos en el Nutibara, el lugar tenía capacidad para mil personas, entonces pasaba de estrategia en estrategia para ganar más gente y así llenarlo. Creé las clases de baile gratis, en lo que somos pioneros en Medellín. Sabía que era un gasto adicional pero la estrategia funcionó supremamente bien, hasta el sol de hoy”, dijo.
En ese entonces, las voces sobre las clases gratuitas empezaron a correr por la ciudad y Lotus se hizo más conocido, adquiriendo cierta fama dentro la escena de las viejotecas en Medellín.
Antes de las clases
Lotus como viejoteca existe hace 55 años. En sus inicios fue el hogar de la orquesta del compositor y músico Lucho Bermúdez, y contó con las presentaciones de artistas de la época como Diomedes Díaz, Joe Arroyo, Fausto, El Combo de las Estrellas, Los Visconti, entre otros.
Su sede por muchos años fue el edificio Residencias Nutibara, frente al hotel del mismo nombre, lo que le permitió ser protagonista de cientos de historias de la farándula. Sin embargo, las malas horas no tardaron en llegar, pues luego de años dorados, uno de los propietarios del hotel, Hernán Botero Moreno se convirtió en el primer colombiano extraditado a Estados Unidos en enero de 1985, lo que trajo consigo el vaivén no solo del Nutibara, sino también de la viejoteca.
El Renacer
Después de varios años en Japón, Carlos Mario Salazar vuelve a Medellín en busca de un negocio para invertir, es ahí cuando se encuentra con Lotus y decide comprarla y reabrirla en 2001.
“Yo inicio con crossover, como era la discoteca Lotus, una mezcla de música vieja con moderna. Entonces empezó a ir la clientela del Palacio de los Porros y me preguntaban por cumbias y paso dobles y yo tenía toda esa música guardada, así que empiezo a ponerla y se vuelve un boom, luego creo la hora feliz y las clases de baile”, finaliza.
Años después y una pandemia de por medio, Lotus se muda de Residencias Nutibara, a un lugar más pequeño donde se encuentra hoy, un espacio propio donde no ha perdido su esencia de baile sabanero.
Alicia, una clienta habitual de Lotus, resalta el ambiente y la buena atención que tiene el sitio. “A Lotus lo conozco desde que estaba en el Nutibara, empecé a bailar porque ellos tenían dos profesores, uno para avanzado y otros para principiantes, luego se vino para acá y el ambiente es más familiar, la atención, todo, me encanta, para mí es mi segunda casa”, finaliza.
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