Las bibliotecas del corazón de la ciudad se alistan para reabrir sus servicios y aplicando medidas sanitarias, esperan que los libros vuelvan a las manos de los lectores.
Por: Víctor Vargas
Los habitantes, visitantes y estudiantes del centro de Medellín cuentan con 10 bibliotecas públicas que, durante años, han sido protagonistas de la vida cultural del sector y la ciudad y que tras las medidas de aislamiento y por las características de su quehacer, debieron cerrar sus puertas para evitar ser puntos de propagación del coronavirus.
Pero al igual que muchos espacios y actividades, están empezando a retornar a la cotidianidad gracias a la flexibilización de las restricciones impuestas por las autoridades nacionales y locales, las bibliotecas y las organizaciones que las operan están expectantes a la autorización para su apertura por lo que trabajan con antelación en los protocolos sanitarios y operativos que les permitan estar en servicio.
Comfenalco, a través de sus bibliotecas ha prestado servicios como cursos, consulta de libros digitales y programas de fomento a la lectura.
“Comfenalco cuenta con tres bibliotecas en el centro. Estamos muy entusiasmados por el momento en que se nos permita retornar al servicio de la comunidad, nos preparamos con toda la responsabilidad para proteger la vida de nuestros usuarios y del personal”, expresa Leydi Galvis, líder del Proyecto de Bibliotecas de la caja de compensación, sobre la expectativa de la posibilidad de apertura.
Esta caja opera en el centro la biblioteca Escolar, en la sede Palacé; la Héctor González Mejía en la Avenida La Playa y la Casa de la Lectura Infantil (Casa Barrientos), vecina de la anterior. De estas la de mayor actividad ha sido la Héctor González Mejía que normalmente recibía cerca de 11.000 visitantes mensuales y dispone de 150 lugares para usuarios, capacidad que justamente hace referencia a lo que será la primera medida: reducir su aforo.
“En este momento estamos previendo que solamente recibiremos el 30% de ocupación, es decir 45 usuarios como máximo. Desde ahí empieza a definirse la ruta de la prestación de los servicios”, explica Galvis quien agrega que las personas que quieran permanecer allí tendrán un tiempo limitado para ello.
En otro lugar del centro, en La Alpujarra, específicamente en la biblioteca Carlos Mauro Hoyos del Concejo de Medellín, un recinto con textos especializados en Derecho, Gestión Pública y Medellín, y que recibía en promedio antes de la crisis sanitaria, unos 25 usuarios; también se reducirá el aforo al 30% y desde ya tiene definidos y marcados los pocos lugares que podrán ocupar los visitantes.
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“Lo ideal es que el lector no permanezca en la biblioteca, sino que lleve en préstamo el material que requiere consultar, el modelo será que bibliotecólogos o auxiliares buscarán el libro o libros en la colección y los entregarán a los usuarios”, explica Elena Gómez, bibliotecóloga coordinadora de la biblioteca del Concejo.
Consulte con las bibliotecas las posibilidades del préstamo de libros a domicilio o tiempo de estancia en sede. También puede consultar el catálogo en línea y reservar su libro para solo recogerlo.
Galvis y Gómez señalaron que ya las bibliotecas del mundo cuentan con una literatura suficiente respecto a la operación bajo condiciones sanitarias excepcionales, orientaciones que se suman a la experiencia de las ciudades que ya están operando sus bibliotecas y que generan los modelos ideales a seguir.
El siguiente punto crítico en el protocolo, además de reducir el aforo o capacidad, es el del manejo de los libros, en realidad el principal riesgo de contagio. La líder de bibliotecas de Comfenalco explicó que los textos tendrán un ciclo sanitario que se inicia cuando el usuario los devuelve: ellos también entrarán en cuarentena.
“Serán 14 o 15 días en los que inicialmente el personal realiza limpieza del libro con unas precauciones y unas soluciones especiales y ya quedan en cuarentena hasta que ingresen nuevamente a la colección y a la circulación”, detalla Galvis.
El centro de la ciudad acoge a 10 bibliotecas como la de EPM, la Central de Comfama (Arturo Rodríguez Echavarría) y el Centro de Documentación Banco de la República.
De la misma manera se aplicarán los mecanismos más habituales como la desinfección de manos, la exigencia del uso de tapabocas, conservar la distancia mínima y la limpieza de superficies. A estas medidas se suman los esfuerzos y adecuaciones para invitar a los usuarios a agendar su visita de manera telefónica y así reducir los riesgos dentro del servicio.
Así que, si a usted le gustan las bibliotecas del centro, prepárese, recuerde que la mejor estrategia es prestar el libro y llevárselo a casa para disfrutarlo y aportar en la protección de la salud de todos.