Por Valentina Castaño
Los historiadores suelen narrar con diferentes voces la forma en que Medellín nació en torno al Parque de Berrío. Hace no más de 100 años, cuando la ciudad aún no tenía más de unos cuantos miles de habitantes, la mayoría de sus pobladores residían en lo que hoy conocemos como el centro.
Sin embargo, a raíz de una serie de fenómenos como la industrialización y el acelerado crecimiento demográfico, para la llegada del siglo XXI, incluso las casonas más apetecidas del barrio Prado Centro, mismas que alguna vez albergaron familias enteras, habían visto partir a sus residentes.
Del mismo modo, en los edificios residenciales de apartamentos amplios que se elevan en los alrededores del Parque Bolívar, la avenida Oriental o La Playa, se hicieron cada vez más frecuentes las vacantes.
Hoy, con cerca de 130.000 habitantes, la Comuna 10, La Candelaria, es la que tiene menor densidad poblacional de toda la ciudad. Pese a esto, la situación parece estar dando un giro de la mano de jóvenes que han encontrado en este territorio el lugar perfecto para residir.
¿Quiénes le están apostando al centro como sitio de residencia?
Emmanuel tiene 25 años, es escritor y se desempeña como copywriter creativo. Hace cuatro meses se fue del hogar familiar y escogió el centro de Medellín como su nuevo lugar de vivienda. En compañía de una prima rentaron un apartamento a solo dos cuadras del Parque del Periodista.
“Hay algo muy chévere que tiene el centro y es que hay una actividad constante, y un flujo de gente diferente, creo que eso es algo que me gusta mucho. En los barrios por lo general siempre se tienen los mismos vecinos, en cambio en el centro, aunque hay gente que vive y se mantiene ahí, cuando sales a la calle siempre te topas con personas nuevas”.
Para Emmanuel, el tema del espacio también es una cuestión importante, “creo que muchas personas jóvenes están viviendo en el centro por una razón de espacio, porque muchos tienen que vivir con roomies y el centro tiene muchas casas y apartamentos amplios, lo que permite que las personas vivan juntas sin estar estrechas, a diferencia de otros sectores donde las habitaciones son muy pequeñas”.
El arquitecto y doctor en historia, Luis Fernando González, explica que hoy la población del centro de Medellín no es tradicional y que está compuesta por grupos de personas que no necesariamente son familias. “La mayoría de las casas y apartamentos fueron construidos antes de los años 80, pero están en un entorno de ruido, mucha actividad y pocos espacios verdes, eso hace que sean atractivos para las jóvenes pero no para las familias con niños”.
Las dinámicas del centro que podrían incomodar a ciertos grupos poblacionales parecen ser uno de los principales atractivos que encuentran los jóvenes aquí. Este fenómeno de nuevos residentes ya está siendo estudiado y coincide con que vivir en el centro implica bajos costos para ellos, pues muchos de los servicios que necesitan como educación, entretenimiento y acceso a bienes, están muy cerca y no requieren gastos adicionales de transporte.
Así lo confirma Omar, fotógrafo y habitante del sector. “Mi experiencia de vivir en el centro ha sido deliciosa, es encontrar lo que quieras a cualquier hora. La facilidad de llegar a los espacios, estudiar en Bellas Artes y poder llegar ahí en cinco minutos caminando es muy chévere. La oferta cultural es muy atractiva, hay muchos teatros y a quienes nos movemos en el mundo artístico esto nos parece muy llamativo, los restaurantes, parques y el poder descubrir la realidad de la ciudad es increíble. Muchas de las personas que conozco escogen este espacio por eso, esa mezcla entre lo urbano y lo cultural”.
¿Qué ven en el centro los jóvenes?
En los últimos años ha habido una idea de volver al centro, este ha dejado de ser solo aquel lugar inseguro donde la gente viene a trabajar, y ha evolucionado para entregar una oferta cultural que ha sido acogida por la juventud. Luego de una época de inseguridad y violencia urbana, el miedo ha comenzado a perderse. Y aunque aún falta bastante en estos temas, el avance es irrefutable.
“El centro es una especie de musa, de allí surgen ideas todo el tiempo. Uno se va a otros barrios de la ciudad y todo es muy uniforme, mientras que aquí la arquitectura impresiona, tiene gran atractivo. Los jóvenes que vienen a vivir aquí no se escandalizan por lo que pasa en la ciudad, el tema de habitantes de calle, trabajadoras sexuales, se familiarizan con lo que realmente es Medellín y descubren las realidades de esta. Muchos de los jóvenes que conozco que viven acá trabajan en colectivos con enfoque social o cultural que le apuestan al territorio”, continúa Omar.
Así, cada vez son más las personas creativas que hacen del corazón de Medellín su casa. Mariana López, artista visual y habitante del sector, opina “siento que en este momento no preferiría vivir en otro lugar que no fuera el centro o cerca de él. Entiendo que no es para todo el mundo y eso me gusta, sé que no cualquiera viviría acá, porque acá no se pueden ignorar muchas situaciones que pasan en la ciudad. Yo vivo en el Parque Bolívar, es un lugar que poco a poco ha vuelto a ser habitado por los jóvenes y por gente que trabaja en el audiovisual, el arte y la cultura”.
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