El primer colegio de la ciudad, las primeras sedes de la Universidad de Antioquia y un antiguo colegio convertido en sede policial son testigos de la transformación de la ciudad. Conozca su historia.
Por: Vanesa Restrepo
Los habitantes más antiguos de Medellín siguen vivos en el centro. Son edificios que tienen entre 90 y 217 años de haber sido construidos y que fueron protagonistas de la transformación de aquella Villa de Nuestra Señora de la Candelaria en la ciudad industrial y de servicios que conocemos hoy.
Casi todos nacieron como colegios o sedes de universidad, y hoy son símbolo de la historia, el patrimonio, la cultura y la educación; es decir, los elementos que nos identifican y nos hacen únicos, como asegura el urbanista y docente universitario, Luis Fernando Arbeláez.
En 2008, cuando se hizo el diagnóstico del Plan Especial de Protección Patrimonial de la ciudad, la Alcaldía concluyó que en las 847 hectáreas que componen la zona central de Medellín se encuentran más del 75 % de las edificaciones declaradas patrimonio en Medellín.
Desde entonces se han adelantado varias acciones de conservación. La más reciente fue anunciada en agosto de 2020, cuando se oficializó el plan para renovar el Claustro San Ignacio, hoy conocido como Claustro Comfama, y que se proyecta como un centro de patrimonio, cultura e innovación.
Sergio Restrepo, responsable del Claustro, explica que el plan busca darle otros 200 años de vida al conjunto patrimonial en el que se creó el primer colegio de Medellín. “Todo inició con una carta al Rey de España, Carlos IV, donde se le pedía aval para un proyecto de educación que cubriera el norte del país. Estamos hablando de 1793, cuando el que quería estudiar tenía que irse para Popayán y Bogotá”.
En los registros históricos se cuenta que en ese entonces la ciudad apenas tenía 30 hectáreas de extensión, que empezaban en el Parque Berrío y terminaban pasando Niquitao. La ciudad, en ese entonces, villa, tenía apenas 118 años de fundada y la cantidad de habitantes se contaba por dosmiles.
“El Rey dio Cédula Real en 1801 y ahí se dio el espacio para crear lo que hoy conocemos como el conjunto patrimonial San Ignacio, conformado por el Claustro, el Paraninfo, la iglesia y la plazuela. Se hizo ahí porque en ese entonces era una zona periférica”, agrega Restrepo.
En la mitad del proceso se atravesó la guerra de independencia, que tuvo su clímax con el grito del 20 de julio de 1810. Dos años después el proyecto se retomó, y tuvo el apoyo de la Junta de Gobierno de la región que para entonces ya se había declarado provincia.
El 9 de abril de 1822 se emitió el decreto con el que el centro educativo pasó a llamarse Colegio de Antioquia y fue así como se oficializó el tercer colegio del país, después del de Boyacá y la Casa de estudios de Vélez. Dos años después Medellín se convirtió en la capital de Antioquia.
“Alrededor de esa plazoleta empezaron a pasar muchas cosas. En 1823 se elevó el primer globo aerostático y se hizo la primera obra de teatro, que fue una comedia llamada -El triunfo de la inocencia-”, detalla Restrepo.
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Este claustro, donde también surgió la Universidad de Antioquia —con el emblemático Paraninfo— se convirtió en el eje del desarrollo educativo y cultural de la ciudad. Así lo reconoce el historiador Jorge Orlando Melo, quien asegura que entre 1880 y 1930 la ciudad vivió su periodo de desarrollo más acelerado.
En los últimos años de ese periodo se crearon otras dos estructuras que apelaban al arte y la cultura, y por supuesto, a la formación en esos saberes y que hoy se conservan en buen estado. En 1910 nació el Instituto de Bellas Artes, luego de que se fusionaran el taller de pintura de Francisco Antonio Cano y la escuela de música de Santa Cecilia.
El mismísimo Cano le contó al diario El Espectador en 1917 que la idea del instituto surgió de una reunión con José Gaviria, entonces presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien le dijo que estaba interesado en que la ciudad tuviera “algo estable y de un interés diferente del enteramente material”.
En 1926 empezó la construcción de una sede propia, en la esquina de la Avenida La Playa con Córdoba. El arquitecto encargado fue Nel Rodríguez, quien eligió una fusión de estilos republicano y Art Decó para crear lo que hoy se conoce como el Palacio de Bellas Artes.
El resultado fue ese edificio de cúpula octogonal, dividido en dos alas: la norte, con tres pisos y la sur con dos. En esta última funciona la Sala Beethoven, el recinto de conciertos más antiguo que tiene la ciudad y donde dieron sus primeros conciertos grandes músicos como las maestras Teresita Gómez y Blanca Uribe.
La construcción fue declarada Monumento Nacional en 1996 y desde 2006 alberga la Fundación Universitaria de Bellas Artes, la única institución de educación superior que se especializa en música, artes plásticas y diseño en Antioquia.
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Una escuela que casi queda en el olvido
A pocas cuadras de la Plazuela San Ignacio, y justo detrás del Paraninfo de la Universidad de Antioquia, entre 1920 y 1930, se construyó otro de los edificios representativos de la ciudad: la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia.
Su creador fue el arquitecto belga Agustin Goovaerts, el mismo creador de otras edificaciones referentes de la ciudad como el edificio de la Gobernación (hoy Palacio de la Cultura), el Palacio Nacional, la capilla del Monumento San Pedro, la iglesia del barrio La América, el puente de La Toma y la cárcel de La Ladera.
En esa sede la escuela de derecho funcionó hasta 1969. Poco tiempo después llegó allí el Colegio Javiera Londoño que lo habitó hasta los años 90. A finales de esa década, de acuerdo con los registros de la universidad, una bomba estalló en uno de los costados (cruce de la calle Pichincha con carrera Girardot), lo que generó un deterioro progresivo que casi acaba con la fachada.
Ocho años más tarde, en 2007, la Alcaldía de Medellín y la Universidad de Antioquia firmaron un convenio por $10.000 millones (70% aportados por el gobierno local) y contrataron a la arquitecta Clemencia Wolff para adelantar la restauración que incluyó reconstrucción de la fachada con los mismos materiales usados por Goovaerts. Desde entonces el edificio se usa como una de las sedes complementarias de la Alma Mater.
Anuncian recuperación de colegio La Enseñanza
El pasado 5 de noviembre, mientras se celebraban los 129 años de la Policía Nacional, el alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle, anunció que el comando metropolitano, ubicado sobre la Avenida Oriental, será trasladado.
La noticia fue bien recibida entre los defensores del patrimonio de la ciudad. Luis Fernando Arbeláez explicó que ese sitio fue, por muchos años, sede del colegio La Enseñanza, y que buena parte de su historia se perdió con la llegada de la fuerza pública. “Ese edificio ha sufrido mucho porque en muchas protestas ha sido vandalizado. Yo creo que en homenaje a su origen, debería convertirse de nuevo en un espacio de educación y cultura.
Aunque aún no es claro cuándo se hará el traslado y qué se construirá en ese sitio, Quintero aseguró que ya fue declarado proyecto estratégico de esta administración, por lo que su ejecución será prioritaria.
La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá saldrá de la sede ubicada sobre la Avenida Oriental. Aún no se ha definido qué sucederá con esa estructura que surgió como sede del colegio La Enseñanza.
Fotos: Giuseppe Restrepo y Omar Portela.
Hay una equivocacion. El edificio de la policía Matropolitana de la Avenida Oriental, perteneció no al Colegio de la Enseňanza. Fue en su época el Colegio de la Presentación. Uno de los colegios más prestigiosos por impartir excelente educación y cuyas educandas pertenecieron a la clase alta de Medellin. Fue regido por las Hermanas de la Caridad, con raíces Francesas, CuyaFundadora fue Marie Poussepin
En el edificio del comando no funcionó el colegio de la Enseñanza sino el de la Presentación.
La Enseñanza era donde está ahora la Universidad Autónoma .
También es necesario mencionar que fueron los frailes franciscanos quienes en 1803 iniciaron el conjunto arquitectónico que es hoy la plazuela de San Ignacio.
El ed. De la Policía fue propiedad de las hermanas dominicas de la Presentación. Alli funcionó fue el Colegio de la Presentación, Centro y no la enseñanza. Ñas monjas lo vendieron a la Policía Nacional.