Uno de los grandes retos para la actual administración municipal en el centro de Medellín desde el comienzo del período en 2020, fue el espacio público. Incluso antes de la pandemia, las cifras que se manejaban sobre la cantidad de venteros informales en el territorio ascendían a cerca de 20 mil e iban en aumento.
Sin embargo, luego de un 2020 lleno de golpes a la economía, este número prácticamente se dobló llegando hoy a un estimado 35 mil vendedores ambulantes, según las mismas organizaciones que asocian a los informales.
Y aunque el Plan de Desarrollo Medellín Futuro 2020-2023 reconoce esta problemática y promete trabajar en pro de su solución mediante el programa “Espacio público para el disfrute colectivo y la sostenibilidad territorial” nada de lo cobijado por esta estrategia se ha cumplido efectivamente. Aquí la segunda entrega de las deudas que deja la administración de Daniel Quintero con el centro de Medellín.
Espacio público efectivo
Al revisar el Plan de Desarrollo se observa que en este se hace una distinción entre los términos espacio público y espacio público efectivo. El primero tiene que ver con la regulación de las actividades que se desarrollan en las calles, plazas y otros sitios públicos; actividad de la que se encarga la Subsecretaría de Espacio Público.
Por otra parte, el espacio público efectivo es una apuesta de la Secretaría de Infraestructura que habla de la construcción de parques, canchas, senderos, ciclorrutas y, en general, la adecuación de espacios para el disfrute y desarrollo de la ciudadanía. En el cuatrienio se tenían planes ambiciosos para estos dos ámbitos.
“Nuestro indicador eran siete mil novecientos metros cuadrados regulados por año, para un total de 32 mil seiscientos metros cuadrados regulados en el cuatrienio. Vamos a llegar a los 42 mil metros cuadrados, por lo que se superó con creces la expectativa”, explica el subsecretario de Espacio Público, Wilson Buitrago Giraldo.
Según la alcaldía, esta regulación tiene que ver con la organización, embellecimiento y dinamización del espacio público. Se hace a través del desarrollo de ferias, corredores de arte y cultura callejera, intervenciones de aseo y ornato, entre otras.
Sin embargo, estas cifras positivas no se ven reflejadas en el panorama actual del centro, donde cada día parece haber menos espacio en las aceras y plazas para el ciudadano de a pie o el comerciante formal.
Como si fuera poco, en lo corrido de la administración se han entregado cerca de nueve mil seiscientos permisos de trabajo a comerciantes informales, algunos de ellos que llevan años en la informalidad y otros que apenas ajustan algunos meses, esto sin que se hubiera hecho una gestión previa de un espacio adecuado para acomodarlos como se lleva prometiendo por años. Dada la situación, el centro parece hoy un enorme mercado de pulgas, desorganizado y sin autoridad.
Hablemos ahora del espacio público efectivo en el centro de Medellín. De acuerdo con el Plan de Desarrollo 2020-2023, se iniciaba con una línea de base de 162.507.03 metros cuadrados, y se tenía prevista una meta de crecimiento que llegaba hasta los 320.197.52 metros cuadrados.
Pese a que no contamos con la cifra exacta alcanzada, pues al cierre de esta edición la Secretaría de Infraestructura Física no la suministró, sabemos que gran parte de este espacio generado se concentraría en los ocho parques de bolsillo que la administración prometió entregar para el fin del cuatrienio.
¿Qué son los parques de bolsillo?
Son una estrategia liderada por la Gerencia del Centro que pretendía la construcción ocho pequeños parques en zonas estratégicas de la comuna 10, los cuales buscaban beneficiar, principalmente, a cerca de 110.000 estudiantes que usan diariamente el espacio público del territorio y que, todavía hoy, no tienen lugares para el encuentro y el sano esparcimiento.
“Este año, la Alcaldía de Medellín proyectó una inversión superior a los $1.700 millones para el desarrollo de los ‘Parques de Bolsillo´, tres de ellos priorizados: calle La Palencia, el Paseo Cervantes y la calle 49A (Unaula). Contarán con corredores seguros para el tránsito de los estudiantes, áreas de estancia dotadas de mobiliario y confort ambiental, zonas verdes que ayuden a mitigar la contaminación atmosférica e internet gratuito”, decía un comunicado publicado en el 2021 por la administración municipal.
Los que se priorizaron primero debían estar listos para el 2021 y estarían ubicados en el Pasaje Cervantes, otro en la calle La Palencia y otro aledaño a UNAULA. Aunque hubo incluso socialización de los diseños con la comunidad, ninguno ha iniciado obras, mucho menos los otros cinco que se quedaron solo en planos.
“Hicieron demasiada bulla con eso, convocaron líderes comunitarios, vecinos y representantes de colegios y universidades, hubo talleres, acuerdos. Pura platica perdida porque no quedó nada. La gente todavía espera como si eso fuera a hacerse, pero yo sé que es bobada seguir teniendo la esperanza”, comenta Obdulio Grajales, comerciante del sector La Palencia.
Retos para la nueva administración
El mayor logro en cuanto a Espacio Público en este período tiene que ver con la creación y aprobación de la Política Pública para Venteros Informales. Esta expone normativas en cuanto al tratamiento y gestión de esta población vulnerable.
Como todo documento legal, lo allí expuesto tiene sentido y suena muy bien; incluso se habla de los lineamientos para la construcción del “Mercado de la Segunda Oportunidad”, un edificio que se tiene pensado para la reubicación de los checherecheros, es decir, los comerciantes informales que venden artículos usados en los bajos de la estación Prado del Metro.
La misión ahora, y quizá la parte más compleja, es ejecutar esta política tal y cómo fue planteada.
“En cuanto a retos para la próxima administración, el primero tiene que ver con la continuación de la implementación de la política pública. Si el próximo gobierno llega a darle palo al ventero y a atropellarlo, eso no va a solucionar el problema. Lo hará mover, cambiar de esquina, caer en paga diarios y, por consiguiente, de pronto terminar en la ilegalidad”, comenta Buitrago.
Así mismo, debe haber aumento en presupuesto y personal de Espacio Público para hacer control en la ciudad, “nosotros trabajamos con 222 personas y con un tercio del presupuesto que ha tenido la subsecretaría”, expresa Buitrago.
También falta una actualización del Plan Maestro de Publicidad Exterior, para que ofrezca mayores herramientas a la hora controlar la contaminación visual.
Por último, otro gran reto será la puesta en marcha del software SISDEP, desarrollado desde la Secretaría de Ciencia, Desarrollo y Tecnología y pensando para servir a la Subsecretaría de Espacio Público. Este facilita el rastreo, la georreferenciación, el almacenamiento de estudios socioeconómicos, ubicaciones y el análisis de la capacidad de carga del espacio público para venteros y actividades económicas en la ciudad, con el fin de dar mejor gestión a esta problemática.
Así pues, la situación del espacio público en el centro de Medellín es crítica, tal y cómo lo era al comienzo del cuatrienio, pero ahora con cifras exponenciales. Esta será sin duda una dura tarea para la próxima administración.
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