Por: Daniela Jiménez González
Jesús Nazareno, en el centro de Medellín, es un barrio cargado de movimiento comercial en el que sus habitantes quieren construir comunidad y afianzar la identidad del territorio.
Escena 1: Entre el trajín funerario y el trabajo mecánico
En el norte del centro de Medellín está el barrio Jesús Nazareno, y entre sus historias siempre se menciona esa suerte de peculiar contradicción que acompaña a su vocación comercial de vida y de muerte. Y es que en este sector se erige uno de los principales complejos de la salud en Medellín, (Hospital Universitario San Vicente Fundación, las facultades de Medicina, Salud Pública, Odontología y Enfermería de la Universidad de Antioquia), pero al mismo tiempo se asientan, en la Avenida Juan del Corral, la mayoría de funerarias que operan en la ciudad.
Usualmente este sector es confundido con otros de sus barrios vecinos, como El Chagualo o Estación Villa, aun cuando sus límites están bien delimitados y sus dinámicas son distintas. José Muyuy, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de Jesús Nazareno, cuenta que el barrio es uno de los sectores en los que tiene su origen la ciudad de Medellín y que de ahí viene la importancia de reconocerlo sin confusiones, de asumir la identidad de esta zona que está dejando de ser residencial para convertirse en un foco industrial y comercial.
Pero en este territorio, de calles anchas y de cuadras arborizadas, las funerarias no son lo único que ponen en marcha esa vitalidad comercial que lo caracteriza. También se suman las cuadras enteras rodeadas de talleres mecánicos, las cafeterías, las residencias estudiantiles, los venteros informales y los inquilinatos.
Álvaro Vargas, habitante del barrio y coordinador del área de salud de la Junta de Acción Comunal, recuerda que en décadas pasadas Jesús Nazareno era, en esencia, una zona residencial de casas de un solo nivel que con los años han ido desapareciendo. “Jesús Nazareno es un barrio de trabajo. Usted no encuentra sino funerarias y negocios porque es más rentable alquilar para comercio que para viviendas”, explica.
Escena 2: De una iglesia patrimonial y otra arquitectura histórica
La Iglesia Jesús Nazareno, ubicada en el barrio, es uno de los más importantes patrimonios religiosos de la ciudad. Fue creada en 1895 por la curia diocesana y adquirida treinta años más tarde, en 1925, por los monjes Claretianos. Entre sus particularidades se encuentra que está construida sobre una cripta y que su arquitectura, de corte gótico, destaca gracias a sus altos arcos y a sus rosas en relieve.
Además de la iglesia, el barrio Jesús Nazareno es también un sector de memoria histórica. Entre algunos de estos antiguos lugares repletos de relatos, se encuentran la que fue la sede de la Editorial Bedout y el teatro Rialto. Si bien estos lugares ya no se encuentran en funcionamiento, hay en sus fachadas un valor histórico de las que, en otra época, fueron edificaciones significativas de la vida social y cultural de Medellín.
El barrio Jesús Nazareno es un importante sector comercial en el que conviven las funerarias, el sector de la salud y los talleres mecánicos.
En la actualidad, en el barrio Jesús Nazareno se busca continuar fortaleciendo la oferta cultural y formativa a través de instituciones como el Parque de la Vida o la Institución Educativa Tulio Ospina.
Escena 3: Una junta intercultural para una comunidad diversa
La Junta de Acción Comunal del barrio Jesús Nazareno quiere consolidarse como un espacio de encuentro intercultural que dé cuenta de la diversidad de los habitantes de un sector en el que convergen comunidades ancestrales indígenas, afrodescendientes, población LGBTI y familias que han habitado el barrio desde su consolidación.
Uno de los principales esfuerzos de la Junta de Acción Comunal Intercultural, de acuerdo con Muyuy, es el de encontrar una sede social para las actividades y los talleres que quieren proponerse. “No tenemos un lugar de encuentro social y comunitario, no hay capacidad para que la comunidad pueda intervenir y participar de lo que estamos realizando. Nos ubicamos en sedes que no son propias como el salón parroquial”, indica.
La Junta de Acción Comunal del barrio busca consolidarse como un espacio multiétnico y multicultural para contribuir al buen vivir.
A este reto de encontrar sede se le suman otros aspectos que se han convertido en malestares para la comunidad, entre los que se encuentran la problemática de inseguridad y de habitantes de calle, la falta de señalización o semaforización vial en algunos tramos del barrio, la contaminación ambiental producto de la actividad industrial y, paradójicamente, las falencias en las políticas públicas de salud barrial, a pesar del gran número de instituciones médicas que conforman el sector.
En medio de este panorama, la Junta de Acción Comunal quiere integrar a los residentes del Jesús Nazareno a proyectos que promuevan políticas de inclusión y respeto, que permitan una mayor confluencia de actores en un barrio con tanta diversidad. “Queremos proponer el vivir bien, y el vivir bien es pensarse en comunidad, es pensarse en familia, vivir bien es que las calles no estén sucias, respetar el espacio del otro. La intención es que haya un proceso más armónico de vida en colectivo”, concluye el vicepresidente de la JAC.