En enero la Alcaldía reforzó la seguridad de la Comuna 10. El nuevo plan incluye más unidades de policía y mayor inteligencia.
Iván Vargas conoce bien el centro de Medellín. Lleva 17 años vendiendo lotería en sus palpitantes, diversas y en ocasiones, inseguras calles.
Por los medios de comunicación se enteró del Plan de Seguridad para el centro presentado por el alcalde Federico Gutiérrez el 2 de enero, en el que se dispuso, en resumen, de 265 policías más (sumados a 400 ya destinados a la Comuna 10). Además, de ese grupo nuevo, 35 policías e igual número de funcionarios de la Subsecretaría de Espacio Público reforzarán el control al espacio público. También se aumentará la intervención cultural en parques. Y por último, un componente especial: se realizarán labores de inteligencia para destruir estructuralmente las organizaciones que delinquen en el centro.
“Es que hay dos problemas: los ladrones no van a robar donde la policía esté. Y segundo, que a los delincuentes los sueltan apenas los cogen”, comentó el veterano vendedor.
Y es que la seguridad es tal vez el hecho más preocupante que afecta el centro de Medellín. La presencia de una intensa actividad económica de todo tipo, basada en sus más de un millón de visitantes, ha atraído a la delincuencia desde siempre. Al reiterativo hurto a personas se suman delitos como microtráfico, proxenetismo, extorsión, la receptación (compra de objetos hurtados), entre otros.
trabajadores de bien y también están los objetivos que debemos atacar”, indicó el coronel Juan Carlos Restrepo Moscoso, subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
tener el mayor soporte probatorio posible para que los capturados no sean liberados: mayor eficacia de la justicia.
“Lo que la Alcaldía busca es que el centro sea el mejor lugar de la ciudad. Donde el ciudadano compre, camine, disfrute de actividades culturales, de buena mesa, se reúna con sus amigos, estudie y sobre todo vuelva a vivir”.
Pilar Velilla, gerente del Centro.
La contaminación auditiva que ocasionan los vendedores ambulantes hace del Centro y un lugar poco agradable, cada día es más alto el volumen pues tienen dispositivos más potentes.
Teniendo en cuenta el Artículo 33°. Comportamientos que afectan la tranquilidad y relaciones respetuosas de las personas. Del Código Nacional de Policía y Convivencia, no me explico porque no hay control con un medidor de decibelios o la prohibición de estos aparatos. Estos vendedores también incomodan en los barrios aledaños al centro como Buenos Aires, Bóston y otros. No se puede descansar ni siquiera los domingos pues mañana y tarde ofrecen su mercancías. Ellos pueden vender y ofrecer sus productos pero deben ser regulados o controlados.