Un recorrido histórico para saber cómo llegó la educación a Medellín, dónde se ubicaron los primeros colegios, dónde se formaron los primeros educadores.
Por: Andrés Puerta
El escritor Mario Vargas Llosa plantea que la educación nos sirve para alejarnos del prejuicio, salva de la xenofobia, permite socavar los muros del sectarismo religioso y político, ayuda a combatir los nacionalismos excluyentes. La educación posibilita entender y valorar la diferencia. En tiempos apocalípticos, como los que vivimos, los maestros han tomado las banderas del heroísmo y han desplegado todas las herramientas de las que disponen para que la formación de sus alumnos no se detenga.
En tiempos de crisis se necesitan líderes que ayuden a mostrar un camino., Eel rector de la Universidad de Los Andes, Alejandro Gaviria, ha sido uno de los que más ha reflexionado sobre las lecciones que ha dejado la pandemia y las necesidades que hay para replantear nuestros sistemas educativos. Para él, la educación en los colegios y en los pregrados seguirá siendo presencial porque en esas etapas, aparte del saber específico, se desarrollan unas habilidades comunicativas, hay unas formas de interacción necesarias para la construcción del carácter y la personalidad de los niños y los jóvenes.
Parados desde la perspectiva actual, es conveniente dar una mirada hacia el pasado y analizar cuál ha sido la historia de la educación en Medellín y el papel protagónico del centro en la construcción de la estructura educativa.
El historiador Jorge Orlando Melo plantea que la familia y la iglesia eran las instituciones educativas por excelencia, pero que esa labor se ha diluido con el tiempo. La educación familiar se ha venido restringiendo a los definitivos primeros años y el papel de la iglesia es mucho más difuso en la actualidad. Antes, en el siglo XIX, indica, los individuos pasaban apenas uno o dos años en la escuela. Hoy en día, la mayoría asiste a las escuelas y pasa una gran cantidad de años estudiando. Entre los siglos XIX y XX, insiste el historiador, la escuela se convirtió en una articuladora de los valores ciudadanos.
El académico Renán Silva estudia los orígenes de la educación en Medellín desde el siglo XVIII e indica que hay una ausencia casi completa de instituciones escolares. Desde los últimos años del siglo XVII, los jóvenes que pertenecían a las familias más adineradas se iban a estudiar a Popayán o a Santafé. Aprendían gramática, retórica, cursaban cátedras de filosofía y teología. Esas personas que se formaban afuera, impulsaron el desarrollo educativo en Antioquia, varios de ellos combinaban sus cargos, con la docencia privada en casas curales, en despachos o en sus domicilios. El verdadero despegue de la actividad educativa se dio con la llegada de los franciscanos en 1801.
Algunos de los colegios más importantes de Medellín tienen o han tenido sede en la comuna 10.
Hacia 1814 el sabio Francisco José de Caldas abrió la Escuela de Ingenieros Militares, inicialmente ubicada en Rionegro, pero que luego se trasladó a Medellín. En 1882, Francisco de Paula Santander ordenó transformar el colegio de los franciscanos en el Colegio Académico de Antioquia. En la primera mitad del siglo se fundaron unas cuatro escuelas, tres particulares y una de jesuitas. En 1851 se abrieron tres escuelas para niñas, que atendían a unas 330 alumnas.
Uno de los grandes hitos, que permitió suplir la falta de docentes, fue la creación de las normales, una de las principales, ubicada en la Plazuela de San Ignacio, la Normal Antioqueña de Varones (1872) y después la Normal Antioqueña de Señoritas (1875), en ellas se formaron algunos de los profesores que se incorporarían al sistema de enseñanza. También fue importante el Instituto Central Femenino, que se creó con el fin de permitir la obtención del título de bachillerato y nació con la intención de introducir profundos cambios al sistema educativo.
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La educación estuvo marcada por la política e incluso se le dio un carácter católico a la instrucción pública durante todo el periodo de la Hegemonía Conservadora, una época marcada por la nostalgia española, el rigor de la gramática y una relación muy cercana con la Iglesia católica. Justamente, la vigencia de la Constitución de 1886 y la aprobación del Concordato en 1887 (Tratado entre la Santa Sede y el Gobierno), permitieron que muchas comunidades religiosas se instalaran en Colombia, dando origen a instituciones como: el Colegio de la Presentación (1880) y , el Colegio de San Ignacio (1886).
También, eEn 1890 se fundó el colegio San José., mientras que el Liceo Antioqueño, ubicado en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, fue fundado en 1901, La Enseñanza (1914), el Colegio de María Auxiliadora (1915), todos ubicados en el centro de Medellín y pilares fundamentales del crecimiento de la cobertura y la calidad educativa.
Entre 1880 y 1930 se evidencia un esfuerzo por convertir a la ciudad en una más moderna y uno de los caminos que se toman es el de la educación. Los establecimientos educativos superan en número a las iglesias y son considerados referentes urbanos. Para darnos una idea, en 1910 en Medellín había unos 64 mil habitantes, 7000 personas cursaban primaria, 2458 secundaria y 844 educación superior. Ya para 1930, la población era de más de 129 mil habitantes, 14 mil estudiaban primaria, 15 807 secundaria y 715 educación superior. Para 1991, la ciudad supera el millón 600 mil habitantes y tenía casi 183 mil estudiantes en primaria, 146 mil en secundaria y casi 65 mil en educación superior. Hoy en día, solo en el centro, convergen más de 200 mil estudiantes.
La primera universidad de la ciudad surgió en el centro.
El desarrollo de la Universidad de Antioquia apoyó el crecimiento del sistema educativo, incluso, después de salir del Liceo, los estudiantes podían pasar a la Escuela de Filosofía y Letras para obtener el título de Bachiller en Filosofía y Letras, con el que muchos se dedicaron a la labor de enseñanza.
En 1923, llegó a Colombia el pedagogo belga Octavio Decroly, sus enseñanzas impactaron en los currículos de la mayoría de los colegios de la ciudad. Más adelante, ayudaron a fortalecer el panorama educativo la creación de instituciones como el Colegio Central de señoritas, el Instituto Técnico Universitario, el Instituto Técnico Superior Pascual Bravo, el Instituto Popular de Cultura, el Instituto Departamental Tulio Ospina, así como otros liceos, instituciones particulares e incluso colegios de enseñanza bilingüe como el Teodoro Herzl o el Instituto Jorge Robledo. También se crearon instituciones educativas especiales como Bellas Artes o la Escuela Remington de Comercio, varias de ellas también se establecieron en el centro de Medellín, como una muestra más de la importancia que ha tenido el corazón de la ciudad para el desarrollo de todo el sistema educativo.
En cuanto a la educación superior, la primera universidad fundada fue la de Antioquia, que comenzó actividades en 1803, como un Colegio de Franciscanos, otras Instituciones de Educación Superior como la Universidad Pontificia Bolivariana (1936) o la Universidad de Medellín (1950) y la Escuela de Administración, Finanzas e Instituto Tecnológico EAFIT (1960), también contribuyeron a mejorar la cobertura educativa. Hoy en día, el centro de la ciudad también alberga un gran número de universidades que contribuyen a fomentar el ecosistema estudiantil, instituciones como la Corporación Academia Tecnológica de Colombia ATEC, la Fundación Universitaria María Cano, el Instituto Tecnológico Metropolitano – ITM, la Institución Universitaria ESCOLME, la Institución Universitaria Salazar y Herrera, la Universidad Autónoma Latinoamericana – UNAULA, la Universidad San Buenaventura o la Universidad Cooperativa de Colombia tienen presencia en el corazón de la ciudad.
Fotos: Cortesía Fundación Universitaria Bellas Artes, Omar Portela y Giuseppe Restrepo.