El 2022 es un año muy importante para la consolidación del proceso de recuperación económica que vive la ciudad de Medellín y en general el país, por lo que es necesario el trabajo conjunto del empresariado, la academia, las fuerzas sociales y el sector público.
Medellín cuenta hoy con cerca de 102.000 empresas privadas y la cifra de empleabilidad según el DANE está en 1.774.000 personas ocupadas.
Si bien se acercan unos meses complejos para esta reactivación económica, debido a la realización de las elecciones legislativas y presidenciales, está en manos de todos nosotros continuar con este proceso de recuperación y permitir que muchas más personas puedan llegar a la formalidad y mejorar sus condiciones de vida.
En el centro de Medellín el escenario es complejo por situaciones que todos conocemos y que se han venido agravando en el último año. El problema de habitantes de calle viene en aumento y ello ha generado además el crecimiento de problemáticas como las basuras y la inseguridad. El sector cultural sigue en cuidados intensivos por los inconvenientes que generó el cierre prolongado de 2020 y 2021, y la informalidad en las calles ha crecido de forma desbordada.
Por otro lado, las nuevas restricciones a la movilidad, a través del pico y placa de dos dígitos diarios en una ampliar jornada, de 5 a.m. a 8 p.m., también genera preocupación entre el empresariado, empleados de toda índole y los trabajadores independientes que ven cómo se afectan sus ingresos al no poder circular libremente, incluso en horas “valle” en las que la ciudad no requiere la medida.
Y para completar, la inminente declaratoria de contingencia ambiental en el valle de aburrá, hace que se frene temporalmente la anhelada dinamización económica.
Es por ello que desde estas páginas, instamos a los ciudadanos para aportar su grano de arena para proteger al centro, para que recupere el lustre que tuvo hace algunos años y que se ha ido perdiendo.
Acciones tan sencillas como sacar la basura en el momento en el que pasa el vehículo de Emvarias, entregar el reciclaje solo a cooperativas creadas para tal fin, no dar limosna en las calles, no parquear en lugares prohibidos o poner los parlantes a un volumen que no afecte a los vecinos, deben ser adoptadas desde la ciudadanía para evitar mayores deterioros del territorio.
Claro que también se requieren acciones más contundentes desde la institucionalidad: mayor control al uso indebido del espacio público por ventas informales, lucha contra la extorsión a pequeños y medianos comerciantes, gestiones más eficaces para controlar la problemática de los habitantes de calle y el mejoramiento de las condiciones sociales del centro, entre otras.
Si sumamos el esfuerzo de la ciudadanía, con la de las organizaciones privadas y el sector público, seguramente aportaremos a que nuestro centro sea más agradable, más organizado, más limpio, y sobre todo, un mejor lugar para vivir y para trabajar.
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