Las cifras sobre el centro son muy llamativas: más de 20 mil comercios formales, la mayor oferta cultural de toda la ciudad, más de un centenar de instituciones educativas, los más bellos edificios patrimoniales, los museos más importantes y más de un millón doscientas mil personas transitándolo todos los días, por mencionar tan solo unos pocos aspectos positivos, son la carta de presentación de la comuna 10.
Ninguna zona tan activa, vital, llena de sorpresas, de historias, como el centro, ese que efectivamente reúne también todas las problemáticas de una ciudad desigual como lo es Medellín, en la que esa diversidad se muestra a través de múltiples clases de delitos que no se pueden negar.
Sin embargo, los esfuerzos que desde múltiples sectores se han venido realizando y las apuestas económicas de empresarios, sector cultural, academia y sector público, todos comprometidos y promoviendo un sinfín de aspectos positivos, se van al traste hasta que podamos borrar el estigma de un centro tenebroso (así lo llaman algunos medios de comunicación), en el que dicen, se corren riesgos de día y de noche y donde la vida está en peligro.
Pues bien, efectivamente tres barrios de la comuna 10 tienen los mayores índices de homicidios y lesiones personales (Estación Villa, Villanueva y La Candelaria), no pasa igual en todo el centro. Vale la pena puntualizar en que es allí donde se concentra la población de habitantes de calle, el microtráfico y la explotación sexual de niños y adolescentes. Los otros 14 barrios, si bien no son ajenos a estos delitos, tienen tasas iguales a las de cualquier otra comuna de la ciudad.
En cuanto al hurto a establecimientos, también esta comuna tiene un número superior al de otras con la misma problemática. Pero, si se analiza proporcionalmente el número de comercios en la comuna 10 con respecto a cualquier otra de Medellín, estamos seguros de que el porcentaje de este delito es menor en nuestros 17 barrios. Vale la pena recordar que son más 20 mil empresas y negocios.
Podríamos seguir lanzando cifras frías y sin análisis para golpear negativamente al centro, sería fácil hacerlo. Pero no, es y será nuestro objetivo resaltar las cosas positivas y las historias que dan vida a un sector lleno de gente buena, trabajadora, emprendedora, personas que en muchos casos han pasado su vida entera viviendo o trabajando en el centro, que a pesar de todo, le apuestan a continuar aquí, porque saben que vendrá un futuro mejor.
Destacamos las inversiones de las universidades, el trabajo cooperativo de más de 60 instituciones a través de la Alianza Cultural por el Centro, la apuesta económica de grandes compañías que siguen creciendo y fortaleciéndose en el corazón de la ciudad, el compromiso del alcalde Federico Gutiérrez por generar cambios a la infraestructura, entre otros. Esta es la otra realidad, a la que muchas más personas y organizaciones le apostamos, esa que quiere quitar el estigma que por años la realidad, y en algunos casos la ficción, nos ha querido vender para atemorizarnos e impedirnos disfrutar de un espacio diverso.