La iluminación del espacio público en las áreas pobladas tiene efectos directos en la seguridad ciudadana.
Como lo menciona Ariel Yépez García, gerente del sector de infraestructura y energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “una iluminación suficiente permite que la comunidad pueda desarrollar más actividades en los horarios nocturnos y pueda desplazarse en su población sin tener que enfrentar algún riesgo que amenace su seguridad”.
Si bien la iluminación en Medellín se instala con base en un Manual de Procedimientos de Alumbrado Público, del cual es responsable la Secretaría de Gestión y Control Territorial a través de la Subsecretaría de Servicios Públicos, esta entidad designó a Empresas Públicas de Medellín E.S.P. para que elabore y ejecute la totalidad de los diseños del alumbrado en la ciudad, buscando garantizar una prestación del servicio confiable, el aprovechamiento óptimo de la infraestructura instalada, ampliación de la calidad y cobertura y empleo de nuevas tecnologías bajo condiciones financieras óptimas.
En los dos últimos años el alumbrado público ha venido migrando de las anteriores luces de sodio por LED. Como lo informó la administración municipal, dicho cambio incluye cerca de 150 mil luminarias en toda la ciudad.
Prácticamente toda la comuna 10 ya tiene la nueva iluminación, más amigable con el medio ambiente. Sin embargo, a ojos de un ciudadano del común, la sensación sigue siendo la misma: falta luz en las calles y aceras, continúan espacios oscuros y la cantidad de luminarias sigue siendo insuficiente.
Los ciudadanos reclaman que se mejore la iluminación en el centro, lo hace también el comercio que cada vez cierra sus puertas más temprano porque los clientes huyen de nuestros barrios por temor a la inseguridad.
El centro requiere un nuevo estudio del alumbrado público. No se puede comparar la luminosidad de un territorio que es visitado por más de un millón de personas diariamente con un barrio residencial que poca vida tiene y que habitan unos cuantos cientos de personas.
Resignificar el centro para que tenga vitalidad en las noches em- pieza por mejorar las condiciones de seguridad, esas que brinda una buena iluminación, la que evita que se cometan delitos a personas y propiedades, esa que permite el goce y disfrute del espacio público.
Es tarea de la administración saliente, en cabeza del alcalde Daniel Quintero, hacer los esfuerzos necesarios por dar solución a los problemas de iluminación de sectores como Niquitao o el deprimido de la Oriental, donde la oscuridad per- mite hoy que se cometan múltiples delitos.
Y será tarea del próximo alcalde priorizar inversiones en iluminación en todo el centro de Medellín, buscando que los habitantes de la ciudad podamos caminar y transitar las calles sin el temor de ser víctimas de delitos, que los estudiantes de las jornadas nocturnas puedan tomar el transporte público en sitios seguros y que las puertas de las entidades culturales, gastronómicas y comerciales, puedan estar abiertas por muchas horas más.
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