Aunque la presencialidad ya volvió de forma controlada a las bibliotecas de la ciudad, el fortalecimiento de su oferta en línea es un logro que se mantendrá.
Por: Valentina Castaño.
Cuando las bibliotecas de Medellín se vieron obligadas a cerrar sus puertas en marzo de 2020, lo hicieron con el temor de no poder regresar. Sus espacios, destinados al encuentro y el aprendizaje, representaban un riesgo sanitario, puesto que el material bibliográfico es considerado como un vector de transmisión del virus Covid-19.
Sin embargo, la rápida reacción de bibliotecólogos, administrativos y demás personal de las bibliotecas, quienes fueron capaces de adaptarse a lo digital y crear protocolos de limpieza eficientes, permitieron, no solo el regreso a la presencialidad de las bibliotecas, sino también su migración exitosa a la virtualidad.
Bibliotecas del centro
La biblioteca Carlos Mauro Hoyos del Concejo de Medellín tiene 33 años de existencia, en ella la gran mayoría de los servicios estaban enfocados en la presencialidad. Al llegar la pandemia, los esfuerzos rápidamente se concentraron en movilizar a la red sus servicios y cursos.
“Lo que hicimos para mejorar el servicio con nuestros usuarios, fue hacer una actualización y mejora en la presentación de algunos recursos que teníamos de acceso remoto, para que al entrar se encontrarán con una plataforma más agradable, más amigable, y de esta forma poder continuar satisfaciendo sus necesidades.”, explica Elena Gómez, bibliotecóloga del Concejo de Medellín.
De esta misma forma, bibliotecas como las de Comfama y EPM también trabajaron de forma constante durante los meses de cierre total para poder continuar brindando sus actividades al público y no pausar sus procesos. Sin embargo, la tarea no fue sencilla.
“Tuvimos que llevar muchos de los elementos que teníamos en biblioteca a las casas de los compañeros, por ejemplo, una impresora 3D, para que se pudieran continuar desarrollando los talleres; tenemos un curso de huertas, muchas de las planticas que teníamos en la terraza se las llevó quien lo dirige para poder mostrar desde su casa a los usuarios cómo hacer las actividades.” recuerda Andrés Felipe Corrales, encargado de la biblioteca EPM.
El esfuerzo conjunto permitió que actualmente clubes de lectura, talleres de escritura creativa, laboratorios de investigación y demás grupos, continúen con sus miembros e incluso hayan recibido algunos nuevos de otros municipios y ciudades, gracias a que la virtualidad ha eliminado las barreras espaciales.
“Hoy la biblioteca digital de Comfama se parece a una biblioteca en sede, solo que está en la nube. Ofrece los mismos servicios y programas.”, afirma con entusiasmo Estefanía González, encargada del sistema de bibliotecas Comfama.
Dificultades superadas
Aunque en un comienzo fue un gran reto adaptarse al cambio, en parte porque las personas en las bibliotecas están acostumbradas a trabajar de cara al servicio, con el tiempo esta situación los llevó a replantearse la atención al usuario y crear propuestas creativas que pudieran generar interés desde la distancia.
“Lo más retador no fue aprender a utilizar las plataformas digitales, sino pensar digitalmente, desde un lugar en que el usuario no viene a buscarnos, sino que nosotros vamos a buscarlo a él. Pero el equipo fue muy receptivo y en general con mucha capacidad de cambio y adaptación.”, continúa González.
Por su parte, Andrés Felipe Corrales, cuenta que “Hubo que hacer un cambio de chip rápido para no dejar de hacer actividades, fue muy bonito eso porque nos sentimos muy acogidos por todos desde la virtualidad. Nos conectábamos desde las redes sociales de la Fundación EPM, donde quedaron grabados muchos de estos eventos.”
Los cambios que quedarán
En lugares como la biblioteca de la Universidad Remington, que incluso antes de la llegada del virus ya tenía en sus proyectos desarrollar y fortalecer sus plataformas digitales, la pandemia solo aceleró el proceso.
“Lo que hicimos fue capacitar a un número importante de personas en el uso de las nuevas plataformas que empleamos, adicionalmente la biblioteca tuvo muy en cuenta el tema de redes sociales, creamos nuevos servicios con el ánimo de poder entregar al público contenido variado.”, indica Adriana Patricia Bustamante, directora de la biblioteca Uniremington.
Al preguntarle si los servicios se quedarán cuando la “normalidad” retorne, la directora expresó “Cuando las estrategias dan los resultados que se esperan, uno se queda con ellas. Nosotros seguimos con el tema de las plataformas digitales, lo que estamos haciendo es fortalecerlas mucho más para que esto continúe y beneficie no solo a los estudiantes de ahora, sino también a los del futuro.”
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Por su parte, Estefanía González, concluye que “Se quedarán muchas de las actividades, pues entendimos con los talleres que, si bien es importante hacer algunos en biblioteca, también es importante tener otros completamente virtuales, de manera que puedan llegar a usuarios de diferentes lugares de Antioquia sin necesidad de tener cerca una sede.”
De esta forma, bibliotecas y sus usuarios han sabido aprovechar una situación negativa que amenazaba con separarlos, para fortalecer su vínculo y estar conectados mucho más allá de lo físico.