Los problemas del centro no son nuevos. Debemos empezar por ahí. Cada una de las problemáticas que aquejan a la zona más importante de Medellín por su historia, riqueza arquitectónica, diversidad y actividad económica, llevan décadas.
En los 19 años de circulación de CENTRÓPOLIS hemos dado cuenta de cada uno de los males que se presentan no solo en el centro tradicional sino también a lo largo y ancho de la comuna 10, sin que se vean mejoras, y por el contrario, cada vez más enquistados en un territorio que parece tierra de nadie, pero donde más de un millón de personas transitan y realizan múltiples actividades cada día.
Se han generado todo tipo de mesas de trabajo por el centro, donde se incluyen a los habitantes, el empresariado, el sector cultural, organizaciones sociales, sector educativo, por mencionar solo algunas, todas intentando dar solución a temas que afectan el desarrollo de las actividades propias de la zona.
En septiembre de 2004, en la administración del alcalde Sergio Fajardo, se creó la Gerencia del Centro, con el fin de tener una dependencia que engranara todo el aparato institucional en beneficio de este sector. En estos 18 años han pasado múltiples gerentes, unos más activos que otros, algunos con buenos resultados, pero en general, la complejidad del centro ha desbordado todas sus acciones.
Hoy el centro tiene una gerente activa, conocedora de la comuna, que ha sabido articular a los diferentes grupos de interés -y como es normal, con detractores-, pero con un amor inmenso por su trabajo. Sin embargo, eso no es suficiente. Se requiere volcar toda la institucionalidad para hacer un quiebre y recomponer el camino del centro hacia un espacio más amigable, más llamativo, más próspero.
Y ese es nuestro llamado. El alcalde Daniel Quintero ha mostrado su interés de trabajar por el centro, ha liderado con la Gerente Mónica Pabón, importantes acciones, pero no es suficiente. Es necesario que el gabinete municipal en pleno despache desde el corazón del centro (Plaza Botero), que se tomen las decisiones necesarias, así sean impopulares, que haya acciones contundentes para disminuir las problemáticas, que se haga seguimiento a los compromisos adquiridos, sino, seguiremos en la senda del deterioro.
También hacemos llamado al Concejo de Medellín, para que ejerza su papel de control político a la administración municipal, para que se generen los debates y comisiones accidentales que sean necesarias para abordar la situación actual de la comuna 10. No puede esa Corporación estar de espaldas al centro, sin abordar dificultades como la creciente problemática de habitantes de calle, la inseguridad, el desorden en el espacio público y el exceso de informalidad, la falta de escenarios recreativos y deportivos públicos, la contaminación de todo tipo, las condiciones de hacinamiento de los migrantes en cientos de inquilinatos, y muchos otros que suman años sin ser solucionados.
Y no menos importante: se requiere la vinculación del empresariado, aquel que en algún momento decidió trasladarse a otras zonas de la ciudad, y que se desentendió del territorio que lo vio crecer. Ahí también se necesita compromiso e inyección de recursos, porque la solución a todos los males solo se logra si todos aportamos.