Alexander Barajas Maldonado
Omaira García vive en el barrio Santa Cruz y por lo menos tres veces a la semana viene al centro. Aunque puede hacerlo sola, siempre prefiere hacerlo acompañada. A pesar de su ceguera (producida por un glaucoma agresivo hace 19 años), si no hay nadie con quien venir, igual se arma de valor y desafía las calles atestadas y mal preparadas para personas como ella y como tantos otros con alguna condición sensorial o de movilidad diferente; personas que como cualquiera de nosotros, no quieren vivir enclaustradas en cuatro paredes.
“Es muy maluco, hay obstáculos por todos lados y faltan más facilidades para el invidente como los semáforos sonoros” afirma señalando que lo peor es la falta de franjas o líneas táctiles en las aceras y espacios peatonales. Se trata de esos caminos de baldosas con pliegues en relieve que sirven para guiar el bastón de los invidentes y que se encuentran a lo largo de uno que otro andén, aunque debería haberlos en todos. El parque Berrío y los alrededores de La Candelaria no tienen esta franja táctil, por ejemplo.
“Y cuando la hay, muchas veces no podemos usarla porque la gente no sabe para qué es y la ocupan con puestos callejeros o parquean motos. Si no, resulta que obras públicas las instala pegadas a obstáculos como hidrantes, postes, cabinas telefónicas, canecas de basura y paraderos. A lado y lado de la franja no debe haber nada a menos de 60 cm y nada a una altura menor de 2.1 metros; como eso no se cumple nos hemos chocado también con señales de tránsito, parasoles y con ramas de árboles”, sostiene.
Juan Guillermo González también es invidente y desde Rionegro llega al corazón de la ciudad. Recuerda lo que le ha pasado cuando le pide a venteros y transeúntes que no obstaculicen las pocas franjas táctiles del centro. “Me alegan, me dicen mentiroso, que no son para eso. Que son guías para saber dónde van las tuberías del acueducto, que sirven para separar los que van de los que vienen; hasta uno me dijo que los surcos le sirven para apoyar mejor las patas de su chaza”.
El primer reto es llegar
por lo general muy estrechos y los lavamanos están muy arriba; faltan pasamanos para nosotros también, a nuestro nivel. Ah, otra cosa, las sillas y las mesas fijas en el piso que tienen algunas cafeterías tampoco nos sirven; no podemos arrimarnos a la mesa y comer normalmente”.
Se necesita sensibilización
Es necesario conocer los amoblamientos instalados en la ciudad para facilitar la movilidad de todos. De igual modo, hay que eliminar prejuicios injustificados que contribuyen a recluir en sus casas a quienes tienen una movilidad especial. El programa Derecho a la Ciudad y el Territorio, de la Corporación Región, trabaja en ese sentido por una accesibilidad para todos. “Por ejemplo, hemos sensibilizado a taxistas para que sepan atender a esta población”, informa Luz Amparo Sánchez, líder de esta iniciativa ciudadana. Añade cómo lo hacen: “salimos a la calle, paramos un taxi y le explicamos cómo transportar a un pasajero con alguna limitación. A cambio les pagamos una carrera mínima y ellos lo agradecen porque lo que aprenden les sirve para prestar un mejor servicio y tener más clientes”.
Prometen mejores andenes
Una vez terminado Centro Parrilla -el programa que está renovando las redes de acueducto y alcantarillado en la Comuna 10- la Secretaría de Infraestructura construirá 73 mil metros cuadrados de nuevos y mejores andenes entre las calles 36 y 66, y las carreras 39 y el río Medellín. “Los andenes serán tipo Metro y cumplirán las exigencias del Manual de Espacio Público del Municipio de Medellín, cuyos lineamientos permiten facilitar las condiciones de movilidad para todos los ciudadanos, en especial para las personas con discapacidad física al ofrecerles rampas de rebaje peatonales, superficies antideslizantes, franjas táctiles, de alerta y delimitadoras en color para personas con discapacidad visual”, asegura el ingeniero civil de EPM Hugo López, director del programa Centro Parrilla.
Nota: agradecemos la invaluable colaboración de Alfime – Centro de Vida Independiente de Envigado y del colectivo Fuerza Incluyente por sus testimonios y recomendaciones.