Usted también puede aportar al medio ambiente. Conozca esta sencilla y económica técnica que le permitirá hacerlo desde su casa o negocio.
Por: Victor Vargas
En el Valle de Aburrá, integrada por Medellín y nueve municipios más, se calcula que la producción de residuos sólidos alcanza las 3.300 toneladas diarias. A estas normalmente se les llama ‘basura’, pero en muchas partes del mundo se les denomina ‘dinero’, porque si se reciclan, en el caso de los artificiales o se aprovechan, en el caso de los orgánicos, se gana por ‘lado y lado’.
La producción de residuos sólidos en el Valle de Aburrá alcanza las 3.300 toneladas diarias.
Ganancia para el medio ambiente al aprovechar los residuos orgánicos como las cáscaras de las papas y los ‘gorditos’ de la carne, que hoy se llevan a los rellenos con el riesgo sanitario que esto acarrea y con alto costos para las ciudades, por citar un ejemplo. Además, ganancia para quienes están en el negocio del reciclaje del plástico, metales, papel o cartón.
Sin embargo, cifras del Ministerio de Medio Ambiente señalan que en Colombia solo se aprovecha el 17% de los residuos reciclables. En el Valle de Aburrá, por su parte, según el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos -Pgir-, solo se aprovecha el 15% del total de los residuos (orgánicos y reciclables).
“En el área metropolitana únicamente estamos aprovechando entre el 4 y el 5% de los residuos orgánicos que generamos” explica Luis Aníbal Sepúlveda, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, socio de Earth Green Colombia, empresa dedicada al desarrollo y promoción de soluciones medioambientales en comunidades, municipios y empresas.
Algunas medidas se han ido tomando para aumentar esta cifra, pero en el caso de los residuos orgánicos, usted, su barrio, su negocio, pueden hacer la diferencia aplicando una técnica simple, sencilla y bastante económica llamada compostaje.
¿Qué es el compostaje?
“El compostaje es el proceso de descomposición de la materia orgánica a partir de ciertos microorganismos que se desarrollan en ambientes con la presencia de oxígeno”, explica el ingeniero agrónomo Julián Ernesto Ramírez Caballero, encargado de los cursos de huertas y permacultura de la Universidad Nacional en Bogotá.
En pocas palabras es tomar todos los residuos orgánicos, mezclarlos con aserrín por ejemplo, y en 30 días obtener el compost, material orgánico o abono rico en minerales, totalmente aprovechable ya sea en una huerta casera, en grandes cultivos como la caña o para recuperar terrenos degradados por la deforestación. Todo esto con muy bajo costo.
Existen otras técnicas para aprovechar los residuos orgánicos, como la lombricultura o la biodigestión. “La primera requiere entre 120 y 150 días para estabilizar la materia. La segunda toma solo entre 15 y 20 días para ello, pero necesita mucha inversión y conocimiento”, explica el ingeniero Sepúlveda.
Agrega que también pueden usarse las plantas digestoras pero son de bajo rendimiento porque requieren de 4 a 5 meses para estabilizar la materia. “Por ello el compostaje es la mejor alternativa para el Valle de Aburrá y Colombia”, recalca.
Aprovechamiento desde el hogar hasta el país entero
Compostar es sencillo y en los hogares se puede hacer simplemente con un balde de relativo tamaño, como los llamados ‘cuñetes’ de pintura, los residuos orgánicos y el material de mezcla. Se calcula que en un hogar integrado por una pareja, se produce al día en promedio un kilo de residuos orgánicos que en un mes serían 30 kilos los que, al ‘compostarlos’ generarían 12 kilos de abono o compost.
En Colombia solo se aprovecha el 17% de los residuos reciclables y en el en el Valle de Aburrá, menos del 15% del total.
“Si nosotros queremos compostar nuestros propias desperdicios, para mí es básico que exista un pequeño proyecto productivo a nivel personal o familiar, eso quiere decir nuestras propias huertas urbanas, esa es la mejor forma de crear un ciclo eficiente”, explica Juan Manuel Bernal, publicista bogotano que hace 10 años abandonó su trabajo en grandes agencias internacionales para dedicarse a los cultivos orgánicos y a una vida sostenible y quien además, tiene hoy diversos proyectos productivos con su comunidad en La Calera (Cundinamarca).
Agrega que ya conoce restaurantes que están compostando y que tienen espacios adecuados para cultivar sus propios vegetales y aprovechar ese compostaje. Ahora, esas escalas de aprovechamiento pueden ampliarse al barrio o unidad residencial por ejemplo. “Una ventaja que tiene Medellín es que ya cuenta con redes de huerteros y eso demanda compostaje en cantidades más amplias”, recalca el profesor Ramírez Caballero.
Por su parte, Sepúlveda explica que si se fomentaran políticas públicas para incentivar esta técnica en negocios pequeños, medianos o hasta empresas e industrias, la demanda de todo ese material de abono estaría garantizada, pues puede ser usada no solo en huertas familiares o comunitarias, sino en los cultivos de las zonas rurales del Valle de Aburrá, “especialmente Caldas o Barbosa”.
Agrega que en el Valle de Aburrá se podrían producir unas 260.000 toneladas anuales de compostaje para los jardines públicos y privados, o mejor aún, usados en la recuperación de las tierras degradadas del área metropolitana e incluso del oriente de Antioquia de donde permanentemente se extrae la llamada ‘tierra de capote’ para abonar jardines por ejemplo.