La facturación física por parte del comercio pasará a la historia, pues a partir del 1 de enero de 2019, será obligatorio acogerse a la facturación electrónica.
Disminuyen costos, son más seguras, optimizan el control fiscal y simplifican las transacciones. Estos son algunos de los motivos por los que Colombia busca cambiar las facturas tradicionales por las digitales.
James Veitia, director de Consultoría y Preventa de Certicámara, entidad autorizada como operador tecnológico en facturación electrónica, explicó que “el país tiene un alto índice de evasión de impuestos y uno de los mejores mecanismos que se ha encontrado a nivel mundial para reducirla en un 80 o 90% es llevar a medios electrónicos el tema de la facturación”.
Cabe destacar que cuando la compañía decide realizar este cambio, se obliga a producir sus facturas en formato electrónico, es decir, de forma digital. Sin embargo, a los clientes aún se les podrá entregar la factura en papel, como es costumbre.
“Hay opciones económicas para las pequeñas empresas, pues estas tendrán acceso a una plataforma que, de manera gratuita, la DIAN les va a proporcionar para que facturen electrónicamente”, explicó el director.
De manera libre las compañías se pueden acercar a la DIAN y presentarse como voluntarias para facturar electrónicamente, esto con el fin de que no se les pase la fecha límite para hacerlo, la cual según el estatuto tributario de la ley 1819 de diciembre de 2016, se definió como el 1 de enero de 2019. Quien no se acoja a esta disposición recibirá sanciones.
Con la implementación de este modelo, voceros de Certicámara enfatizaron en que puede haber hasta un 70% en la reducción de los costos de la facturación, pues habrá ahorros en los tiempos de entrega, sistema de cobranza, correo físico o motorizado, espacio y conservación del papel, entre otros.