En el centro de Medellín nunca para la labor de los trabajadores de Emvarias Grupo EPM, que se encargan de mantenerlo limpio para quienes lo recorren cada día.
Por Víctor Vargas
Las tripulaciones de los carros recolectores tienen un trabajo intenso en cada ruta. El recorrido puede durar unas seis horas. 40 operarios de barrido salen cada noche a asear el centro.
El centro de la ciudad es uno de los lugares en los que más residuos sólidos se producen diariamente. “Si se dejara de operar una sola noche, al otro día amanecerían entre 40 y 45 toneladas de basuras regadas”, así lo expresa Héctor Jaime Restrepo, un hombre con casi tres décadas de experiencia en Emvarias.
La labor que realiza la empresa de aseo y recolección es silenciosa y casi invisible, únicamente la notan algunos habitantes de la noche, pero es fundamental para que, cuando despunte el sol, el centro se vea como si lo hubieran acabado de construir.
Un llamado que hace Emvarias a la comunidad es a hacer buen manejo de los escombros, que se han vuelto un inconveniente, pues su producción ha aumentado en más del 80% en el centro.
La operación se realiza de manera ininterrumpida en tres turnos, en los que 360 hombres y mujeres se encargan de recolectar las más de cien toneladas diarias de residuos sólidos que generan en la zona su palpitante comercio, sus residentes y sus más de un millón de visitantes. “Nosotros decimos que la ciudad en la noche no duerme. Aquí se hace una labor de 24/7, nunca nos detenemos”, dice Héctor Jaime, para quien el trabajo nocturno es ya una costumbre.
La otra cara del centro
Mientras para los dos turnos del día (5:00 a.m. a 1:00 p.m. y 1:00 p.m. a 9:00 p.m.) se destinan a la labor de aseo unas 290 personas, en la noche se entregan a ese trabajo, entre las sombras y las luces proyectadas por el alumbrado público, cerca de 60 integrantes de Emvarias: 40 operarios de barrido, 4 tripulaciones de camiones recolectores (1 conductor y 2 operarios por cada uno), 2 solitarios conductores de barredoras y 2 o 3 tripulantes para el carrotanque. Ellos son quienes duermen de día y salen en la noche a recoger hasta los papeles más pequeños que arrojan los ciudadanos, los residuos que producen los comerciantes y hasta las basuras que riegan los habitantes de calle en busca de comida o el sustento que puede darles algún material reciclable.
El corredor de la Avenida Oriental es uno de los puntos con mayor intervención nocturna de aseo, debido al abuso de habitantes de calle en este sector.
La labor se inicia antes de las 9 de la noche. A esa hora, el personal y las máquinas se toman las calles para hacer una ruta determinada, desde los años noventa, por el Sistema Integrado de Aseo para Medellín y sus cinco corregimientos, el SIAM 5.
En promedio, los Escobitas recorren unos 2.4 kilómetros por noche y las barredoras, que hacen el trabajo en los sitios donde sería peligroso para las personas, por el paso de vehículos y el riesgo de atropellamiento, recorren entre 60 y 70 kilómetros.
Para los carrotanques los principales retos son el lavado de vías, de puentes y el suministro de agua para realización de obras públicas, como las que se adelantan en la avenida La Playa. También realizan el lavado de puntos críticos sanitarios abusados por habitantes de calle.
El lugar más complicado para trabajar en la noche, por la cantidad de residuos que se acumulan, es Bolívar, entre la avenida 1° de Mayo y Barranquilla. “Desde las 11 de la noche estamos trabajando ahí con barredoras, operarios de barrido, con el carrotanque”, explica Héctor Jaime Restrepo. Y complementa que los hacen para que la gente se sienta orgullosa de ver una ciudad limpia. “La limpieza contribuye para que la gente se sienta más cómoda al comprar y transitar” expresa Juan Carlos García, un madrugador vendedor ambulante que se mueve por el sector de Bolívar hacia la calle San Juan.
El grupo de trabajadores de Emvarias, casi invisible para el resto de los ciudadanos, es el encargado de mantener la cara limpia y amable de centro, son ellos quienes velan porque sea mucho más agradable nuestra experiencia al caminar por cada calle, al detenernos a comprar en un almacén o simplemente a disfrutar de la dinámica que únicamente se siente en el corazón de la ciudad.
La capacidad de un carro recolector es de doce toneladas y, en el centro, cada uno de ellos no recoge menos de ocho toneladas al día.