Isabel Cristina Cuadros es una de las decenas de personas que todos los días, todo el día, trabajan con compromiso recogiendo los desechos que arrojan el millón largo de visitantes en nuestra comuna.
Por: Alexander Barajas
Las ocho cuadras que componen la ruta de Isabel Cristina Cuadros (entre El Palo, La Playa, la Oriental y Colombia) son un reto que no le quedó grande a esta mujer emprendedora, que armada de una escoba, un carrito, bolsas plásticas y la mejor actitud, contribuye como tantos otros de sus colegas a que podamos disfrutar de calles más limpias y amables.
A esta madre de tres hijos, que vive con su progenitora y su hija menor de edad en la vecina Comuna 8, en Enciso, la conocen los comerciantes y vecinos de este céntrico sector como Cuadros, la chica de la eterna sonrisa, quien desde hace seis años trabaja aquí como operaria de barrido.
Cuadros validará este año su bachillerato y espera seguir “porque quiero aprender inglés”.
La jornada de Cuadros, de lunes a sábado más un domingo al mes, arranca mucho antes del inicio de su turno a las 6 a.m. Se levanta a eso de las 4 a.m. y luego de dejar listo todo en el hogar, llega a la sede del programa Fundación Universidad de Antioquia, entidad que a su vez es contratista de Emvarias. Lo hace con el tiempo suficiente para ordenar y barrer. “Lo hago porque quiero, no porque me toca. Donde yo estoy debe ser un sitio aseado, bonito”.
A Isabel Cristina Cuadros le encanta barrer en el centro porque “es un sector dinámico, vivo, que me ha enseñado a ser tolerante y a siempre aportar alguito a la convivencia”.
Y ese mismo mantra lo aplica para su circuito. Pese a no estar obligada, ni siquiera los desechos orgánicos que a veces dejan los habitantes de calle se quedan sin ser recogidos. “Los comerciantes me llaman por el celular, yo se los dejo para que me avisen, ellos saben que yo lo hago tomando todas las precauciones y con la buena dotación que me dan: tapabocas, guantes, bolsas, y listo. Nada de eso puede estar en mi ruta”.
A eso de las 10 a.m., Cuadros toma un descanso para desayunar, con lo cual aprovecha para recordar que hace unos meses un señor se le acercó, la felicitó por su trabajo y gran actitud. “Me estiró su mano con el puño cerrado, yo me asusté un poco pero él me dijo que no tuviera miedo, que recibiera. Me quité el guante y me dejó en la mano un billetico de 20 mil, que para que desayunara, pero lo embolaté. Cuando fui a pagar ya no lo tenía. Ojalá lo haya encontrado alguien que lo necesitara más que yo”.
17 vehículos apoyan labores de aseo en el centro. Emvarias respalda los comités de ornato y hasta acompaña los levantamientos de cambuches que hacen las autoridades.
A las 2 p.m. termina su turno, luego de haber completado por lo menos dos circuitos y haber llenado hasta 12 bolsas con lo recogido de las calles y de las papeleras. Esas grandes bolsas plásticas son ubicadas en las esquinas, donde las toman otros operarios del convenio Emavarias/Fundación UdeA, quienes son los encargados de la recolección y transporte de tales desechos.
En total son cerca de 1200 personas dedicadas a esta imprescindible labor en todas las zonas de la ciudad. En el centro, hay alguien barriendo y recogiendo siempre, en cualquiera de los tres turnos. De acuerdo con Emvarias, esta labor se hace “con operarios de barrido y barredoras mecánicas, así como labores de lavado de vías públicas y puentes con carrotanques”.
Cuadros también ha barrido otros sectores del centro como Junín, la Minorista y Plaza Botero. Pide que se ubiquen más papeleras y se arreglen las que están deterioradas.
Aseo y oportunidades de progreso
Víctor Jaramillo es supervisor operativo de la Fundación UdeA para el convenio de barrido, recolección y transporte con Emvarias. Destaca el aporte social de ese acuerdo, que ha permitido apalancar proyectos de vida en mujeres cabeza de familia y otras poblaciones vulnerables, como las personas que emprendieron procesos de recuperación luego de toda una vida en la indigencia. “Tenemos casos como el de un muchacho, con 25 años de edad, que desde los seis estuvo en la calle. Empezó a ir a los Centro Día y hace dos años emprendió su proceso. Hace 6 meses es operario de barrido en las mismas calles del centro donde se drogaba y robaba. Nunca había estudiado y con nosotros tiene esa oportunidad, como todos nuestros empleados. Es un trabajador magnífico, un ejemplo. Sabe que sigue en rehabilitación y por eso tiene por ahora un perfil discreto”.