Tal vez a muchos el nombre científico dasypus novemcinctus no les diga nada. Que vuelvan a leer esas dos palabras y no haya una imagen concreta que se dibuje en algún lugar de la cabeza. Pero si decimos que un dasypus novemcinctus es un armadillo de nueve bandas, o un jerre jerre como se le conoce en algunas zonas del país, quizás el panorama cambie.
Hablamos del dasypus novemcinctus por poner un ejemplo conocido y porque es una especie común en el Sistema de Información de la Biodiversidad (SIB), la red nacional de datos abiertos sobre la diversidad biológica del país. Solo EPM lo ha reportado decenas de veces en los últimos cinco años: a veces en zonas de influencia de Hidroituango, a veces en otros proyectos como la apertura de la Línea Chorodó-Caucheras o en la ampliación de las redes en Jericó en el suroeste antioqueño.
Los reportes incluyen el año, las coordenadas y otros detalles, como por ejemplo, si fue visto por algún funcionario de la empresa o por un sistema de cámaras trampa. Cualquier persona con acceso a internet puede consultar la base de datos donde hay reportes de más de 1.200 empresas (https://biodiversidad.co/data/).
Yesenia García Morera, bióloga y profesional adscrita a la Gerencia Ambiental y Social de EPM, explica que estos reportes al SIB son muy importantes para pensar en clave de conservación y sostenibilidad ambiental:
“Publicar estos datos sobre biodiversidad nos permite hacer sinergias entre organizaciones y promover iniciativas en el sector de infraestructura o en el sector eléctrico. También les permite a quienes gobiernan plantear estrategias de conservación, mecanismos que contribuyan a la sostenibilidad de las regiones e investigar sobre presencia de especies y su importancia en los territorios que habitan”.
Para EPM, explica Morera, ser la empresa que más reporta permite también visibilizar cuál es la riqueza de especies de fauna de flora de los proyectos que se ejecutan y, como consecuencia, mejorar en los índices de sostenibilidad Dow Jones.
El SIB y un aporte a la ciencia
El SIB (Sistema de Información de Biodiversidad) en Colombia nació como un brazo del Sistema Nacional Ambiental y se articula con el GBIF (Sistema Global de Información sobre Biodiversidad) lo que implica que los datos publicados en la base de datos nacional sean visibles en todo el mundo.
Ese alcance, amplía la bióloga, permite que tanto universidades e institutos de investigación, como agencias gubernamentales y empresas puedan realizar evaluaciones de impacto ambiental más rigurosas.
En últimas, que la comunidad científica tenga insumos para investigar y que haya luces del estado de conservación de las especies de fauna y flora, y la interacción que tienen con las comunidades cercanas a los proyectos de EPM o de cualquier otra empresa.