El primer sábado de cada mes, desde hace cerca de 50 años, los artesanos de Medellín le han dado vida al mercado que hoy conocemos como Sanalejo.
“Nació como un mercado de antigüedades en lugar de artesanías, la gente sacaba sus cosas y de ahí el nombre, pues antes al cuarto del reblujo le decían el cuarto de Sanalejo”, rememora Germán Garcés, un artesano que lleva más de cuarenta años asistiendo al mercado.
El hombre también recuerda con cariño sus múltiples vivencias en torno a este evento, los amigos, los clientes y las interminables tertulias en el Parque Bolívar, siendo este último el lugar donde se ha llevado a cabo por más tiempo.
Pese a los buenos recuerdos, Germán se nota preocupado. La razón es que, aunque Sanalejo está institucionalizado legalmente hace años y fue nombrado patrimonio cultural inmaterial de Medellín, no parece tener muchos dolientes en la ciudad.
“El mercado en estos momentos atraviesa una problemática bastante grave, siempre he dicho que Sanalejo al paso que va está al borde de desaparecer“, cuenta el artesano.
Las diferentes aristas del problema
Aunque sus orígenes se remontan a la Plazuela San Ignacio, desde hace décadas Sanalejo se instaló en el Parque Bolívar. Este sitio, que antaño fue uno de los parques más concurridos y bellos de la ciudad, adornado por la imponente Basílica Metropolitana, probó ser un sitio perfecto para el desarrollo del evento y a él llegaban clientes de todas partes.
Sin embargo, desde hace un tiempo, el deterioro de este espacio ha sido un obstáculo para la realización del mercado. El microtráfico, la habitancia en calle, los residuos sólidos y demás problemáticas sociales que confluyen en el Bolívar, terminan afectando directamente al Sanalejo.
“Es difícil venir a un espacio que llevo frecuentando por años y que me encanta, y encontrarme con malos olores, infraestructura deteriorada y una sensación de inseguridad que crece con el consumo de drogas en los alrededores”, expresa Marisol Londoño, habitante de Medellín y visitante habitual del Sanalejo.
El principal enemigo de este tradicional mercado resultan ser los mismos problemas que atacan al centro de Medellín en general, pero que en los últimos años han tomado fuerza en el sector del Parque Bolívar; así como la falta de voluntad política para acabar con ellos.
“La problemática del centro hasta la fecha parece que no tiene soluciones a la vista, a pesar de que hay una gerencia del centro, a pesar de que esta lleva más de cinco administraciones actuando y de que maneja una enorme cantidad de recursos públicos”, expresa Germán.
Para él es fundamental que los ciudadanos alcen su voz, pues cree que solo así la administración municipal tomará cartas en el asunto.
“Hay que movilizar a la sociedad civil, porque es la única forma de activar la voluntad política que en este momento no la veo para resolver los problemas del centro y mucho menos del Sanalejo”, comenta.
Hay mucho por hacer, no se pierde la esperanza
Pese a los obstáculos, Sanalejo sigue siendo el lugar seguro para muchos artesanos. Es el caso de Fidel Antonio Ortiz, quien junto a su esposa lleva asistiendo a la feria por 38 años.
“Los organizadores del evento son muy formales. No es solo con algunos, me parece que no tienen preferencias y son muy correctos. Tengo mucho por agradecerles”, comenta el artesano.
Por su parte, Elkin Uskiano, presidente de la mesa de artesanos, ha pertenecido al Sanalejo desde su comienzo y aún es miembro activo de este mercado.
Elkin estuvo ahí cuando la organización y coordinación del evento pasó de las manos de la Subsecretaría de Turismo a las de la Secretaría de Cultura Ciudadana, una acción que para muchos fue un error. Sin embargo, hoy el artesano sabe que hay que trabajar de la mano con esta última dependencia para darle un vuelco positivo a las cosas.
“¿Qué queremos? Que se nos ayude más al sector artesanal, ha habido mucho recelo desde la administración pública. Hoy en día veo que hay voluntad y se están haciendo cosas. El Ministerio de Cultura en este momento está cooperando con nosotros, pertenezco a la Asamblea Nacional del Artes Creativas y Culturales, ahí ya tenemos un comité coordinador, estamos trabajando para reformar la Ley General de Cultura de 1997. Queremos reformar algunos artículos para el bienestar de nosotros los artesanos”, comenta Elkin.
Y no es el único, muchos de los artesanos que dan vida al Sanalejo se están reuniendo, creando alianzas y trabajando en pro de mantener vital a este patrimonio cultural de Medellín, un espacio que da vida y enriquece la cultura de la ciudad.
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Autora: Valentina Castaño