Por Redacción Centrópolis
El 16 de mayo de 2019, un grupo de ciudadanos y comerciantes del centro de Medellín, dio inicio a un proceso judicial en el que interpusieron una acción popular para reclamar la presencia de varias dependencias del gobierno local, la Policía y la Fiscalía, para controlar el orden en el barrio Estación Villa, más específicamente en el sector de la carrera Cúcuta con la calle La Paz, a escasas cuadras de Plaza Botero.
Es justo ahí, sobre la carrera 54, entre las calles 54 y 57, donde desde el 29 de agosto de 2018 se ubica el Bronx, o el punto de distribución de bazuco y otros estupefacientes más grande de Medellín. Es el lugar donde permanecen la mayor cantidad de habitantes de calle en la ciudad, y donde los homicidios, extorsiones, prostitución infantil y consumo de sustancias ilegales, hacen parte del diario vivir.
Después de meses de discusiones, en los que un juzgado y el Tribunal Administrativo de Antioquia emitieron fallos en donde obligaban una intervención en la zona, este último tribunal decidió abrir el 7 de febrero de 2020 un incidente por desacato en contra de las entidades demandadas.
Actualmente, la Alcaldía de Medellín tiene un ultimátum para gestionar la problemática, lo que requerirá el desplazamiento o reubicación de cientos de personas vulnerables. No es la primera vez que esta olla de vicio se mueve, la misma ya ha estado en Barrio Triste, la avenida del río, la Minorista, la avenida de Greiff y ahora en Cúcuta. Es por esto que surge la duda de, si llega a irse de este lugar, ¿a dónde se moverá el Bronx?
Niquitao
El sector de Niquitao se extiende a lo largo de la carrera 44, única vía principal que lo conforma, desde San Juan hasta la calle 39. Es un sector históricamente residencial donde hoy en día abundan los inquilinatos y los expendios de droga.
Los habitantes y otros actores de esta zona tienen una preocupación creciente de que su barrio, al cual ya lo afectan fuertes problemáticas sociales, pueda convertirse en el nuevo Bronx de Medellín.
“Hay indicios de que el Bronx se está viniendo para acá. Para mí, hay muchos habitantes de calle nuevos que uno no conoce y que están llegando al sector, llega más gente a comprar droga en las plazas, es decir, se nos está creciendo esto”, comenta el rector del colegio Héctor Abad Gómez, ubicado sobre la carrera 44, en toda la entrada de Niquitao.
Al respecto, Jorge Mario Puerta, director de la Corporación Cívica Centro de Medellín -CORPOCENTRO- expone que “Con la pandemia, la Secretaría de Inclusión Social abrió un nuevo Centro Día en la oreja de San Juan con la Avenida Oriental. Desde la apertura de este, lo que ha pasado es que ha crecido la olla que hay en Niquitao, esto ha generado malas condiciones para habitantes, estudiantes y comerciantes, ¿en qué sentido?, hay crecimiento en la venta de drogas, las basuras, las chatarrerías”.
Y si bien las alarmas están encendidas en este barrio del centro de Medellín, no hay certeza de que, una vez se remueva del sector de Cúcuta, el Bronx vaya a dar a Niquitao.
Jorge Calle, fotógrafo y líder del colectivo Everyday Homeless, opina: “Al hablar de temas donde no se sabe qué pueda pasar, hay que devolvernos a referentes históricos, e históricamente a estas personas las han desplazado por la misma parte. Yo conozco la plaza de Niquitao desde que tengo acceso a estas poblaciones, es decir casi 12 años, no es nueva, tiene sus habitantes y sucede. Hay un control territorial de actores no regulados, por lo que yo no creo que se vaya a permitir que esto se mueva para allá. ¿Qué pienso yo que vaya a pasar? No tengo la menor idea, la administración no tiene idea de a donde pasarlos, por eso ellos ponen de lado el tema. Creo que van a dilatarlo lo más que puedan para dejárselo a la próxima administración”.
Un problema que se mueve, no se soluciona
Aunque es complejo afirmar con seguridad cuál sería el próximo asentamiento del Bronx si llegara a dejar su ubicación actual, al analizar experiencias pasadas, se puede decir con certeza que este se desplazará en lugar de disiparse, especialmente ahora cuando la población de habitantes de calle es más grande que lo visto en las últimas décadas.
“Hay muchísimos más habitantes de calle en Medellín que nunca antes, por mi casa había tres y ahora son unos diez, en todos los barrios estoy viendo un incremento impresionante y es algo que no se está hablando, mucha más gente está cayendo en estas problemáticas y es mucho el dinero que se está haciendo a raíz de esto”, indica Jorge Calle.
Mientras no haya capacidad y autoridad estatal para reducir, o siquiera dificultar la venta de bazuco en la ciudad, el Bronx seguirá desplazándose, afectando la convivencia a su alrededor y cobrando la salud de todos los consumidores y de quienes habitan los sectores donde se asientan los habitantes de calle.