La Secretaría de Inclusión Social busca resignificar la relación de los habitantes de calle con el espacio público, a través de trabajo digno, recuperando distintas zonas del centro.
Por Valentina Castaño.
La vera del río Medellín, desde el sector de la Macarena hasta el Puente del Mico, es un territorio al que muchos temen y no se parece en nada a la orilla de un fresco río donde las personas se reúnen para un picnic.
Repleta de humo, basuras y cambuches, la zona se ha convertido en el hogar de muchos habitantes de calle que aprovechan el agua turbia para facilitar sus quehaceres diarios.
Aunque apenas comienza la mañana, a muchos se les ve ya despiertos y consumiendo activamente. Pero, para un grupo de habitantes de calle, este jueves no es como todos. Uniformados con peto naranja, caminan juntos con una misma misión: limpiar aquello que sus pares han ensuciado.
Este equipo de nueve hombres es solo una de las cuadrillas que está conformando la Secretaría de Inclusión Social y Familia para realizar labores de aseo y ornato en el centro de Medellín, especialmente en los puntos donde el espacio público ha sido tomado indebidamente por la población habitante de calle.
“Venimos en una estrategia significativa para embellecer a Medellín y para recuperar sus espacios públicos. Aumentamos el número de educadores en calle para llegar, sobre todo, a unos puntos donde hay asentamientos de la población habitante en calle y poderla persuadir a la atención básica”, explica Sandra Sánchez, secretaria de Inclusión Social y Familia.
Puede decirse que la atención básica es el primer nivel del “componente habitante en calle” de la Secretaría de Inclusión, aquí se encuentran los “Centro Día” espacios adecuados para que la población pueda acceder diariamente a baño, alimentación, sueño reparador, posibilidad de lavado de ropa y acompañamiento psicosocial.
“Estos procesos, como las jornadas de aseo y ornato, nos permiten ir identificando quienes están más listos para esa estrategia ocupacional. Por su parte, la estrategia ocupacional nos permite avanzar y conectar a esa persona con otros escenarios posibles que tenemos hacia la resocialización”, continúa la secretaria.
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Un reto cada vez más grande
Desde la pandemia, las cifras de personas habitando la calle se han duplicado, ningún residente o visitante del centro de Medellín es ajeno a la situación. Al ver esto, y en una búsqueda por fortalecer los procesos de intervención a la población habitante de calle, la Alcaldía ha venido desarrollando nuevas estrategias de atención.
Para ser puntuales, algunas de las medidas son el aumento de la capacidad en Centro Día y la extensión de los horarios de servicio en los dos Centros Transitorios, uno 24 horas y otro de lunes a domingo de 6:00 a.m. a 6:00 p.m., lo cual a su vez permitió incrementar en 131% el servicio en lo que va corrido del año, llegando a 2.791 habitantes de calle.
También, se amplió el equipo territorial de 25 a 108 personas, con quienes se hacen circuitos de intervención en diferentes zonas para persuadir y dirigir a los habitantes de calle a los centros de atención básica.
Desde abril, se incrementó la capacidad de atención a la población de calle con trastorno o discapacidad mental psicosocial, llegando a más de 300 personas. Además, se cuenta con un albergue de cuidados especiales para la recuperación, que cuenta con 220 cupos para la población en contexto de calle con enfermedades infectocontagiosas.
“Hoy no los podemos obligar a irse con nosotros, pero con el trabajo de nuestro equipo en territorio, con empatía, hemos logrado que cada vez confíen más en nosotros para llevarlos a los procesos de atención de nuestro sistema”, agregó la secretaria Sánchez.
Para la estrategia de aseo y ornato, la Secretaría de Inclusión trabaja articuladamente con la de Seguridad y Convivencia, la Subsecretaría de Espacio Público, la Secretaría de Medio Ambiente, la Gerencia del Centro y Territorios Estratégicos y Emvarias. De esta manera, se han desmontado 8.657 cambuches y se han recolectado 1.438 toneladas de residuos durante el 2024.
“Estas acciones generan recuperación del espacio público. La actividad la realizamos diariamente con cerca de 60 equipos móviles. La Secretaría de Inclusión Social y Familia brinda la oferta institucional y nosotros recogemos todo lo que hay alrededor de la población habitante de calle”, afirmó el subsecretario de Espacio Público, David Ramírez.
Y ellos, ¿qué piensan?
Mientras el grupo recoge desperdicios, las miradas de otros habitantes de calle que merodean por el sector se posan de tanto en tanto sobre ellos. Un hombre, que duerme con poca ropa sobre un separador vehicular de la autopista, les hace señas y uno del equipo se acerca.
“Ese es mi primo”, dice al regresar, “me dijo que me felicitaba, que siguiera así”. En su cara se dibujan satisfacción y superación, se le ve contento. Y es que si bien quienes habitan la calle tomaron las decisiones que los llevaron hasta allí, muchos luchan a diario por su deseo de salir de aquel sitio que los tiene atados a la adicción.
Yorleison Zabala, otro de los integrantes del grupo, también comparte esa satisfacción. Tras llegar desplazado de Yarumal a Medellín, su familia se dividió y tuvo que enfrentarse por su cuenta a las tentaciones de la gran ciudad.
“Yo ya llevaba un proceso con Inclusión, de hecho ya había llegado hasta las granjas (último nivel del componente habitante de calle antes de la resocialización) pero tuve un conflicto allí con un compañero y fui expulsado”, comenta Yorleison, “pero aquí estoy de nuevo porque en este momento tengo un buen trabajo y no quiero perderlo, es muy horrible dejar todo el dinero que uno trabaja en una plaza de vicio o en cosas que no son positivas para uno”, continúa.
Mientras Yorleison cuenta su historia, otro de sus compañeros se aproxima, se le ve limpio, bien vestido y peinado. Su nombre es Duvan Mejía, y su elocuencia se hace notar apenas comienza a hablar con un fuerte acento paisa.
“En este momento me siento muy feliz de estar aportando un granito de arena para la ciudad donde nací y me he criado. También muy agradecido porque estoy transformando mi vida de una manera muy positiva, dejando de lado las drogas y otros comportamientos negativos. Le agradezco al componente por darme la oportunidad de salir adelante y de ser una persona que le aporte a la sociedad y no le quite”, dice con orgullo Duvan. Su sueño es completar el proceso y obtener un cargo en la Secretaría de Inclusión.
“Me sueño con llevar mi chaleco azul”, expresa, y es que no sería el primer habitante de calle en llegar a ese punto; muchos de ellos, una vez han concluído su proceso de resocialización, se convierten en educadores en calle de la Secretaría de Inclusión.
Yorleison, que escucha atento las intervenciones de sus compañeros, concluye: “Nosotros los que vivimos en la calle tenemos que tener también conciencia para saber que este es el lugar en que habitamos y tenemos que tenerlo bonito para que Medellín se vea mucho mejor”.
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