Durante los primeros meses del año, el corazón de la ciudad se transforma en un cautivador lienzo de tonalidades amarillas y rosadas, cortesía de la exuberante floración de los guayacanes que embellecen nuestro territorio.
Las calles se visten con un espléndido tapiz de colores, adornadas por las flores que caen de estos majestuosos árboles, aportando una vitalidad única al paisaje urbano.
Esta efímera, pero impactante exhibición de la naturaleza, se convierte en un deleite visual para residentes y visitantes, resaltando la riqueza floral que distingue a nuestra ciudad durante estos meses.
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