Desde 2013, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas designó el 19 de noviembre como Día Mundial del Retrete, lo que hace parte de una campaña global sobre la importancia del acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.
Uno de los inventos que más bienestar y seguridad le da a la humanidad es el retrete. El nombre cambia según la cultura y las tradiciones: excusado, lavabo, inodoro, sanitario o simplemente baño. Lo cierto es que el primero fue fabricado en 1597 por el noble inglés John Harington, pero fue en 1884 cuando Thomas Crapper, un hojalatero, también inglés, inventó el sifón: una tubería en forma de “s” con la que conectó el sanitario a una toma de agua para así limpiar los desechos y acabar con todo el rastro de olor. De ahí viene la palabra “inodoro”, sin olor.
A partir de ahí, el retrete ha sufrido muchos cambios dependiendo de las costumbres regionales, y es fabricado por incontables empresas, con patentes y modelos diferentes. Sin embargo, esto no garantiza que todas las personas tengan acceso a un sanitario, lo que motivó a la Asamblea General de la ONU para que fuera proclamado el día mundial de este invento. ¿Por qué?
Para Patricia Zapata Saldarriaga, ingeniera sanitaria y profesora de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, cuando hablamos de la importancia del retrete, lo hacemos porque se trata de la piedra angular del saneamiento básico que, según explica, “es el conjunto de acciones para reducir la morbilidad y mortalidad originadas por enfermedades producidas por el consumo de aguas no aptas para los humanos, contaminadas bien sea por excretas, mal manejo de los residuos sólidos, vertimientos industriales y descargas que se hacen desde las viviendas directamente a cuerpos de agua”.
En 2021, según la ONU, cerca de la mitad de la población mundial, aproximadamente 3600 millones de personas, no tenían acceso ni a retretes ni a un saneamiento seguro. Lo que genera una crisis de salud universal para la Organización Mundial de la Salud, que contabiliza cada año la muerte de cerca de 829 mil personas de países de ingresos bajos y medianos como consecuencia de la insalubridad del agua y de un saneamiento y una higiene deficientes.
Estas muertes, según la OMS, “representan el 60% del total de muertes por diarrea y se considera que las deficiencias del saneamiento son la principal causa de 432 mil de estas muertes, aproximadamente”.
Pero entonces, tener un sanitario no es la única condición del saneamiento básico. La profesora Patricia Zapata dice que “se debe garantizar que la población mundial tenga acceso agua potable y un buen manejo de residuos sólidos, con miras a tener una buena calidad de vida y un ambiente sano”.
Así, celebrar la existencia del retrete recuerda la importancia de que todos tengamos acceso a un saneamiento básico. De hecho, esta premisa es uno los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, que en su numera 6.2 dice que se debe “garantizar retretes seguros para todos de aquí a 2030”.
La campaña le pide a los gobiernos del mundo trabajar cuatro veces más rápido para garantizar que se alcance a tiempo dicho ODS, a la vez que llama la atención en algo que para la profesora Zapata es fundamental: “Que se reconozca la conexión entre el saneamiento básico y la conservación y acceso al agua potable”.