Por: Tatiana Balvin
Solo en 2022, ya van 97 inspecciones por riesgo ha hecho el Dagrd en la comuna 10, La Candelaria.
Tener un edificio en riesgo al lado de la casa es como tener un vecino con sarampión o varicela. Se habla, ahora, de “edificaciones enfermas” y sirve la comparación, para decir que no solo son enfermas sino contagiosas, por el efecto de temor que producen alrededor, entre los vecinos más saludables.
La Alcaldía de Medellín habla de 15 edificaciones en esta condición en todo el territorio y la Personería de unas 18, todas con fallas estructurales o en inminente riesgo y con vecinos atemorizados. Este es el caso que se presenta en el barrio Boston, donde muchos duermen con un ojo abierto por un “enfermo” de 5 pisos al que no se le ha formulado ninguna “vacuna”.
La noche del 27 de septiembre marcó un antes y un después para el barrio Boston. Hacia las 8:30 de la noche de ese día, los residentes de un edificio de cinco pisos escucharon el estallido y el rompimiento de los vidrios, luego todos los vecinos del sector se dieron cuenta de un sutil movimiento de la edificación y el pánico cundió, recordando antecedentes como el de Space.
“Al llegar al lugar bomberos constataron que el edificio presentaba grietas en columnas y en la infraestructura y que se presentó el rompimiento de ventanas en algunos de los pisos” afirmó ese día Carlos Muñoz, Subsecretario de Manejo de Desastres del Dagrd.
Por esta emergencia se dio orden de desalojo definitivo a cinco viviendas y parcial a cinco locales comerciales aledaños. Los múltiples estudios de las autoridades de gestión del riesgo evidenciaron que el edificio no era habitable: “tuvimos visita de un ingeniero estructural, un topógrafo… el edificio debe ser implosionado, inicialmente se había caído hacía atrás pero luego se evidenció que en uno de los laterales está generando perjuicios” dice María Camila Vásquez Restrepo, quien hasta entonces era arrendataria de la propiedad.
Luego de un mes hay quienes ni siquiera se atreven a pasar por la acera aledaña al edificio, “yo vivo a una cuadra y siempre queda uno como asustado, nos da miedo que se nos venga encima, quedamos como atemorizados, deberían implosionarlo, representa un riesgo para el centro” dice Juan Fernando Usme vecino del barrio Boston.
Aun se hacen visitas vigiladas al edificio para que los propietarios o quiénes eran los residentes saquen sus pertenencias, no se sabe del futuro de la edificación porque según los inquilinos no planean implosionarlo prontamente. “Los propietarios no cuentan con el dinero para pagar una demolición, entonces lo que hicieron fue sellar el edificio con cintas y candados. A pesar de que son cosas que están pasando mucho en Medellín uno nunca piensa que te puede ocurrir a tí” reafirma María Camila.
La esperanza ahora de María y otros vecinos es que la administración municipal de Medellín tome medidas, declare la calamidad pública como ocurrió en el Continental Towers ante el inminente riesgo y se evalúe la posibilidad de implosionar esta construcción de más de 45 años, que tiene deterioro progresivo y en vilo la tranquilidad.
¿Hay más riesgo?
El edificio de Boston no es el único riesgo que persiste en el centro. Este año el equipo técnico del Dagrd ha realizado un total de 97 visitas de inspección, en 14 de ellas se ha dado recomendación de evacuación definitiva y en otros 20 lugares la autoridad de gestión del riesgo ha pedido salir temporalmente.
Sin embargo, la mayoría de afectados no ha acatado las sugerencias del departamento de gestión del riesgo y continúan habitando las construcciones. Algunos aducen falta de recursos, hay quienes no sienten temor por un colapso y otros temen que los habitantes de calle se apoderen de sus predios.
En este contexto, los vecinos de la comuna 10 denuncian que en los alrededores del parque de Boston son varios los edificios viejos que tienen alerta de riesgo estructural, al respecto cuentan que uno de ellos (el que consideran está “más enfermo”) estuvo inhabitado un tiempo, y tras dos meses los inquilinos decidieron retornar sin repotenciarlo.
“Gran parte de la infraestructura del sector es antigua, construida con guadua lo que genera un incumplimiento a las actuales normas y desde afuera se logra ver el deterioro” anota Manuela María Noreña Eusse, Edil de la Comuna 10 La Candelaria, quien además insiste en alertar a las autoridades sobre esta problemática para que en un futuro no haya un desastre que lamentar.
Lo que evidenció la emergencia del edificio de cinco pisos que permanece evacuado en Boston es la constante preocupación que tienen los habitantes del sector por las edificaciones antiguas en riesgo, además de la necesidad de una actualización en gestión de riesgo urgente con la que se podrían salvar vidas y el patrimonio arquitectónico de La Candelaria.
“Es mejor prevenir que lamentar”, reza el adagio popular que en este caso aplica a todos los implicados: edificios enfermos, que sin ser “terminales”, ni les dan esperanza, ni tratan de curarlos, y vecinos asustados por un “brote” que puede ser epidemia, en caso de no tomar acciones urgentes.
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