Por Valentina Castaño
En Medellín, miles de personas han escogido la calle como refugio y la han vuelto su morada. Debido a las condiciones de esta población, es difícil caracterizarla con precisión, pero se estima que son por lo menos cinco mil, casi todos en el centro de la ciudad.
Aunque estas personas son sujetos de protección especial por parte del Estado, la situación se ha vuelto inevitablemente una problemática, pues las dinámicas económicas, de consumo, y en general de vida de estas personas, generan problemas de convivencia en las zonas donde deambulan.
Tras años de políticas, proyectos y trabajos poco efectivos, los cuales en su mayoría se limitan al asistencialismo, finalmente la ciudad está pensando en alternativas que dignifiquen la condición de estas personas y funcionen mejor una vez puestas en práctica.
Un edificio multipropósito
Debido a que la mayor cantidad de habitantes de calle en la ciudad está concentrada en la Comuna 10, La Candelaria, la Gerencia del Centro ha hecho grandes esfuerzos por ser parte activa en la solución del problema.
“Nos estamos articulando con la red de calle y hemos evidenciado que una de las grandes problemáticas que hay en el centro de la ciudad, que no es nada nuevo, es el crecimiento de la población de habitantes de calle. Hay un programa muy interesante de Inclusión Social que lleva muchos años funcionando, pero nosotros queremos una propuesta que vaya más allá, brindando atención integral a esta población”, expone la Gerente del Centro, Mónica Pabón.
Así, la Gerencia ha planteado un proyecto innovador. Se trata de un edificio multipropósito, el cual funcionaría como una ciudad vertical, es decir, por niveles. De esta forma, en los primeros niveles seguiría funcionando toda la atención básica que ofrece la Secretaría de Inclusión Social en los Centro Día, es decir, baño, ropa, alimentación, servicios médicos, psicológicos. De allí, una vez las personas muestran voluntad de avanzar en el proceso de resocialización, van avanzando y subiendo niveles, hasta llegar al nivel de dormitorio donde podrán estar de tres a seis meses.
“Funciona con beneficios por puntos, hay espacios dentro de este edificio que serán abiertos a toda la comunidad, como cines, guarderías caninas, canchas, tiendas de ropa, huertas urbanas, que van a estar administradas por los habitantes de calle. Entonces, por el trabajo que ellos generen en cada uno de los espacios, reciben puntos que los van a llevar a esa fase de resocialización”, explica la Gerente Pabón.
¿Es viable?
Este es un proyecto que nace desde la Gerencia del Centro pero que se apoya en las diferentes dependencias de la administración. Todo el modelo de cómo debería funcionar fue creado de la mano con la Secretaría de Inclusión Social y la Secretaría de Gobierno, después de hacer una investigación de cómo funciona en otros lugares del mundo.
“Esta es una metodología que ya está estudiada, está aprobada y funciona. Nosotros lo que estamos haciendo es buscar recursos de cooperación internacional basados en que es población vulnerable, en un país en desarrollo y en un período de posguerra tras la firma del acuerdo de paz. Estas tres condiciones generan bastante viabilidad para poder conseguir recursos para desarrollar este proyecto que, además de un edificio, queremos que sea una prueba de lo que debería ser la ecociudad y el valle del software, es decir, que tenga todas las condiciones estéticas, pero también medioambientales y de tecnología que permitan darle las mejores condiciones de vida a los más necesitados”, continúa la Gerente.
Desde la Red de Calle, asociación que reúne a todos los colectivos que trabajan en pro de la población habitante de calle en la ciudad, también se le ha dado el visto bueno a la estrategia.
“Para nosotros es muy importante este proyecto ambicioso. Sabemos lo difícil que es, reconocemos que tienen que haber demasiadas voluntades unidas para que pueda desarrollarse. Estuvimos en la socialización del proyecto, incluso en una parte de su construcción. De las cosas que más nos gustan está el tema de los animales y el cómo estos podrán estar con los habitantes de calle, pues sabemos que esta es una de las razones por la cual muchos de ellos no ingresan a sistema; porque cuentan con uno, dos o hasta seis perros por los que, al no poderlos ingresar, prefieren entonces no iniciar un proceso o no hacer uso de la atención básica”, comentan voceros de la Red.
Y aunque para ellos el proyecto es complejo pero viable y necesario, también expresan que es imperativo que se trabaje en conjunto. “Sabemos que sin las organizaciones sociales que hay en la ciudad es imposible que esto se desarrolle, ya alguna vez lo dijimos en la socialización del proyecto. Cómo pueden estas organizaciones ser parte, pero no solo como lo son actualmente donde ellas prestan un constante apoyo, sino también que ellos sean apoyados para crecer, se den capacitaciones y demás”, concluyen.
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Creo que es una muy buena idea. Algunas de las personas sin hogar están tan enganchadas a las drogas que nunca aceptarían este tipo de ayuda, pero la mayoría de las personas solo necesitan una mano para salir de las calles.