Hace cuatro años el grupo teatral se ubica en un local subterráneo, un espacio muy particular, donde los integrantes del colectivo crean, hacen funciones y hasta hospedan a invitados especiales.
Por: Luisa Fernanda Rodríguez
Fotos: Giuseppe Restrepo
Mientras que para muchos el 28 de diciembre es una fecha relacionada con las bromas y la risa por la celebración de los Santos Inocentes, para el grupo de teatro Agité (léase Ayité) la de 2015 fue de esperanza y de una nueva etapa en su existencia, pues ese día conocieron el local donde se instalarían por tiempo indefinido.
La Corporación Cultural Agité nació en 2012. Alejandro Puerta Restrepo, su director, cuenta que en ese momento habitaban una casa arrendada en la comuna Robledo, pero el lugar sólo les servía para guardar el vestuario, la utilería y para ensayar las obras que tuvieran programadas.
En consecuencia, Agité rotó por muchos teatros de Medellín como el Matacandelas, Oficina Central de los Sueños, Elemental Teatro, La Polilla e incluso, hacían temporadas en Gestos Mnemes y Casa Teatro Tecoc en Bello. Todavía lo hacen, pero con menos frecuencia.
Sin embargo, el deseo colectivo era conseguir un lugar que permitiera almacenar la indumentaria, ensayar las obras y también, hacer las presentaciones al público. Por eso, el grupo comenzó a pensar dónde ubicarse y se inclinó hacia la comuna 10. Dieron inicio a una búsqueda exhaustiva, pero los elevados precios de los arriendos fueron un inconveniente. Entonces recurrieron a la Internet. La búsqueda incluso los llevó a pensar en la posibilidad de alquilar un salón social, sin embargo, el sitio ideal pronto llegaría.
En los dos últimos años Agité ha ganado las convocatorias de Salas Abiertas y de Salas Concertadas. Esto y unos ahorros les permitió resistir en la pandemia.
“El aspecto principal era el espacial, o sea que realmente pudiéramos montar algo. El 28 de diciembre vinimos a verlo. Los compañeros de la corporación, entramos, empezamos a mirar y a imaginarnos aquí la posibilidad de tener ese pequeño teatro y ese pequeño lugar de creación, porque no solamente es el espacio para mostrar al público, sino el espacio para montar, para encontrarse, para hacer la juntanza que es tan necesaria, tanto en la creación como en la puesta en escena con el público”, explicó Puerta Restrepo.
Luego de notar que el sitio y el precio del alquiler eran apropiados para Agité, a los dos días entregaron la documentación requerida al propietario. El 2 de enero de 2016 ocuparon este singular espacio y todos se pusieron manos a la obra para organizarlo, llenarlo con los enseres y a ver cómo iban a acomodar cada cosa para abrir en febrero de ese año, mes en que el público empezó a disfrutar de sus obras.
Anteriormente, allí funcionaba la bodega de una EPS y después una iglesia cristiana. Cuando el grupo de actores lo tomó, tuvo que comenzar por adecuarlo, pintando las paredes y el techo de color negro.
La distribución
El espacio es un sótano de un edificio de apartamentos, que queda debajo de una reconocida pizzería de la ciudad, en el barrio Boston, diagonal al Teatro Pablo Tobón Uribe. Cuando las personas entran, se encuentran con dos filtros, ambos con puertas de reja, lo que hace más seguro el lugar. El visitante abre la primera y el anfitrión abre la segunda. No hay timbre para evitar su molesto ruido en plena función.
Una vez se entra al teatro, el espectador encuentra un espacio, pequeño y de forma irregular, pero bien distribuido. Luego del umbral de la puerta, al hacer un pequeño giro a mano izquierda y caminar pocos pasos, se puede encontrar una especie de mini bar en un lobby con mesas y sillas, todas de colores diferentes, donde se puede esperar mientras comienza la función, quizá acompañando el momento con una cerveza o una gaseosa.
Desde el 2 de enero de 2016, la Corporación Cultural Agité tiene como sede un local subterraneo diagonal al Teatro Pablo Tobón Uribe. En ese espacio tienen acondicionado un escenario con capacidad para 60 espectadores, además de un camerino, oficina y un acogedor bar.
Al momento de iniciar la presentación, la gente pasa al pequeño teatro, en cuyas graderías caben alrededor de 60 personas. Esta zona y el pequeño bar están divididos por grandes telones negros. “El espacio teatral se vuelve esta cajita negra”, añade el Director de la Corporación.
El sótano tiene cerca de 150 metros cuadrados. Formando una U alrededor del teatro, hay diferentes recámaras como una bodega para guardar la indumentaria, un camerino, una especie de taller; en otra zona está la lavadora y también una cocineta. Arriba está la oficina principal.
Diagonal al escenario hay dos puertas que conducen a unas bodegas pequeñas. Enseguida está una habitación con camarote para hospedaje de invitados foráneos. Otra oficina está detrás de la gradería y posterior a ella, se ubica un baño para hombres y otro para mujeres.
Pese a que el local es pequeño, la Corporación nunca había tenido la intención de irse a un sitio más grande. No obstante, tienen el sueño de alguna vez dar clases de teatro y allí no cabrían los alumnos. “Siempre se ha pensado en una sala de pequeño formato, íntima. Si migramos a otro espacio es por desarrollar el proyecto de la escuela, que es algo que está ahí, contenido”.
Hace pocas semanas el propietario del salón le entregó una carta al Director informándole que lo pondrá en venta y por eso le toca desocupar. Ya empezó la búsqueda de la nueva sede en La Candelaria, pues la idea es mantener el público que se ha cautivado allí.
Los recuerdos
Entre las cosas gratas para recordar está el haber podido recibir y hospedar allí a artistas de Argentina, Cuba, Centro América y grupos colombianos.
Además, “la inauguración del local fue muy bonita porque hablamos sobre la utopía de tener una sede, invitamos a Cristóbal Peláez (director del Teatro Matacandelas) y al director del extinto TPM (Teatro Popular de Medellín), Iván Zapata”, aseveró Puerta Restrepo.
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Acerca de Agité
Cuando Alejandro Puerta estudiaba la profesionalización de artistas en la Universidad de Antioquia, tenía un grupo de unos cuatro compañeros con quienes hacía improvisaciones y otras formas de exploración de las artes escénicas. “Alguien nos dijo -ustedes sí son inquietos-, y esa palabra inquieto me quedó sonando” comenta, haciendo alusión a cómo surgió el nombre del grupo, sin embargo, no quiso adoptarlo porque ya la han utilizado mucho en Latinoamérica, entonces se puso a buscar significados en otros idiomas y resultó “agité”, que en francés significa inquieto o agitado.
El equipo está conformado por cinco personas. Alrededor del grupo de base están los elencos de las obras, que suman aproximadamente 12 personas y a partir de ahí cuentan con más colaboradores, con quienes hacen montajes externos para empresas y demás, alcanzando un total de 25 integrantes.
El colectivo hace creaciones propias y monta pocas obras de otros autores. Se inclinan hacia la comedia desde el clown de teatro; es decir, alejado del payaso de circo y también tocan temas como la realidad social actual, con humor negro; la comedia del arte y obras infantiles.
El colectivo teatral está preparando una obra especial para abrir la temporada de Navidad, además de otras actividades para empresas.
Soy de visitar mucho el centro y no sabía de este teatro, me gustaría conocerlo, asistir a una de sus obras, que precio tienen las entradas?