Por: Valentina Castaño Marín
El cierre de innumerables establecimientos en el centro genera incertidumbre sobre el futuro de este espacio y sus dinámicas.
Es sábado a las 8 de las noche en la plazoleta central de las Torres de Bomboná. Los pasillos vacíos, la iluminación baja y el silencio casi total, constituyen un escenario por completo atípico para este espacio
“No es para nada normal. A esta hora ya la gente estaría acomodada, comiendo, entonándose para la noche. Los bares habrían abierto, la música estaría sonando. Sé ya de varios negocios que entregaron su local,” cuenta Vladimir Caro Morales, uno de los dueños del popular y clásico bar de rock y pizzería, Rock Symphony, abierto en el primer piso de las Torres de Bomboná hace casi 19 años.
Tras más de 160 días de cuarentena, la economía estancada obliga a bares y restaurantes del centro a cerrar.
“Lo que nos ha permitido mantenernos han sido las pizzas. Nunca esperamos que fuera el restaurante lo que iba a salvar nuestro negocio, pero así ha sido. El contar con una clientela antigua y fiel, y nuestra fuerza en redes, definitivamente ha sido indispensable en estos tiempos. Antes no manejábamos domicilios, no era necesario, pero rápidamente nos vimos obligados a aprender,” continúa Caro, pero no hace falta mirar demasiado para entender que no todos han corrido con la misma suerte. Solo en ese mismo punto, Rapsodia, Prana Bar y Plancha Sonora, todos establecimientos otrora concurridos y queridos, cerraron sus puertas sin promesa de retorno; trayendo al sector de las Torres un clima frío y apariencia desolada. Donde antes hubo color y vida, ahora solo pasan veloces rostros temerosos, ya sea al virus o a la inseguridad que viene con la soledad.
Desde la llegada del Covid-19 al territorio, las cuarentenas totales y parciales han golpeado la economía hasta dejarla pendiendo de un hilo. Según Carlos Andrés Pineda, director ejecutivo de Fenalco Antioquia, a la fecha el desempleo en el Valle de Aburrá supera el 25%. Es decir que en Medellín, una de cada cuatro personas está desempleada, una cifra muy diferente al 10,9% registrado en el último trimestre del 2019. Además, el 66% de los comerciantes antioqueños manifestó no tener servicio de ventas por internet, lo que ha impedido que más negocios continúen ofreciendo sus productos o servicios con normalidad.
Muchos de los comercios que están saliendo del centro lo están haciendo sin mira a volver.
En el centro, la problemática parece recrudecerse. Siendo el área de la ciudad donde convergen la mayor variedad de actividades económicas, tanto formales como informales, y donde además ocurre el mayor encuentro de ciudadanos, los cambios se perciben a leguas. Hoy, de acuerdo con cifras de Corpocentro, en algunos centros comerciales hay desocupación cercana al 20%, es decir, los comerciantes han entregado su local.
“Tuvimos que cerrar,” aseveran con amargura Andrea Lopera y Hugo Ortega, dueños de la propuesta gastronómica Tente en Pie por Todo, un particular y apetecido restaurante a puerta cerrada que llevaba casi 6 años ubicado en una casona de Maracaibo, entre El Palo y Girardot, donde se apostaba por “servir en armonía” y entregarle al cliente una experiencia tanto reconfortante como deliciosa. Tras años de idear menús y encantar con experiencias gastronómicas, la pareja se vio forzada a tomar una dura decisión: “Al comienzo tuvimos mucho apoyo de nuestra clientela, pero con el tiempo vimos que los pedidos iban disminuyendo, es comprensible porque todos estamos pasando por una situación complicada, pero ya no nos daba para seguir manteniendo una casa tan grande, y finalmente tuvimos que salir. Quisimos buscar algo en el campo, y ahora estamos en Guarne, trabajando con domicilios y soñando con abrir Tente en Pie aquí en el futuro,” concluye Ortega.
Es bueno saber que aunque la casa ya no esté, Tente en Pie continúa, la resiliencia es valiosa en tiempos adversos; pero así como Hugo y Andrea, serán muchos quienes salgan del centro sin mira a regresar a él pronto, y es imposible no preguntarnos, ¿a qué centro vamos a volver?
Desde Caicedo hasta las torres, subiendo por el Palo o la Oriental, cerca al Bolivar y al Berrío, en Prado y todas sus cercanías, se perciben negocios cerrados, letreros que se retiran, y otros pocos que se resisten a unirse al olvido.
Wall Street, Amadis, Jengibre, Boston Liquors, Prana Bar, Rapsodia, Diógenes, Ambrosía, Raza Café, Tente en Pie por Todo, Botániko, Martini, Radiocity, La Boa (como bar), Natiola, Gora, Casa NN, Vergara Vergara, Billar Room, Sagrada restaurante bar, Lenteja Exprés El Palo, Drama, Sativa, El Eslabón Prendido, La Rezzeta, todos sitios queridos y parte activa de la re-habitación y re-significación del territorio centro, hoy no van más, y el vacío además de entristecer, preocupa.
¿Será que años silenciosos de trabajar por devolver la vida a un centro que había sido dejado en manos del olvido, se verán destruidos por el virus? Estará en nuestras manos, como público visitante, impedir que la soledad se apodere de nuestros espacios de esparcimiento y recreación, retribuir y celebrar a quienes resistieron, mañana más que nunca el centro necesitará nuestra presencia y ojalá hagamos nuestra tarea de estar allí para ello.
Un centro vacío da vía libre a la inseguridad que por años se ha combatido.
Fotos: Giuseppe Restrepo