La contaminación del centro de Medellín debería preocuparnos a todos y no hablo de mal manejo de basuras, que como publicaron el mes pasado sucede cada día, sino de algo más grave que como ciudadanos no podemos evitar: las chimeneas contaminantes de los buses que estacionan permanentemente entre la Avenida La Playa y la Calle Colombia sobre la Avenida Oriental.
Trabajo en un sitio desde el cual puedo observar el panorama, más o menos cada 5 minutos, un bus llega y otro arranca, nunca permanece el espacio vacío. El que está detenido no apaga motores, el que llega tampoco, por ende, en esa zona tenemos 16 horas constantes de chimeneas botando humo contaminante, con partículas tan pequeñas, que aunque no las podemos ver, se acumulan en el aire y entran a nuestro cuerpo causando enfermedades.
¿Quién controla eso? ¿Por qué se pueden detener con tanta calma a esperar pasajeros? La regla debería ser para todos. Soy testigo de que existen varias rutas, como el Metroplus, que se detienen, descargan y siguen, no se quedan durante largo tiempo esperando a llenarse y contaminando en el intento, entonces ¿por qué otras rutas como las del Poblado y Laureles sí pueden hacerlo?
Espero que ustedes puedan elevar mi preocupación a una escala que pueda encontrar soluciones. La calidad del aire que estamos respirando quienes habitamos el centro es pésima gracias a las micropartículas que entran hasta nuestros pulmones causando diversas enfermedades respiratorias y cardíacas. Esta situación debe ser mirada con urgencia, en búsqueda de medidas de fondo que alivianen o solucionen el problema, y no transitorias tomadas de manera urgente cuando el cielo de toda la ciudad así lo obliga.