En su tercer año de funcionamiento, esta casa cultural está más activa que nunca. Sus ya conocidos eventos han llegado a albergar hasta 500 personas. ¿Qué es tan llamativo es este pintoresco lugar?
Por: Valentina Castaño Marín
Bajando por la carrera Pascasio Uribe, entre las calles Maturín y Bomboná, se encuentra La Pascasia, un caserón de finales del siglo XIX con fachada sobria y una puerta principal abierta de par en par. Esta edificación se distingue de sus colindantes por las expresiones musicales, literarias y artísticas que la habitan y que pueden disfrutarse de lunes a sábado.
Orígenes
La historia de La Pascasia comenzó con un grupo de amigos músicos universitarios, quienes, con el deseo de ser sus propios productores, crearon en conjunto el sello discográfico Música Corriente y al toparse con la necesidad de tener un espacio donde reunirse, hacer música y pasar un buen rato, comenzaron a idear el proyecto.
Así, en 2016, el grupo tomó la casa en un favorable contrato de arriendo. El lugar pertenecía a unos amigos músicos: los Henao, quienes se resistían a venderla con temor de que terminara siendo demolida y se reemplazara con un edificio.
El colectivo, que al día de hoy está mutando a llamarse Común y Corriente, no tardó en ponerse manos a la obra con las adecuaciones y en abril de ese mismo año inauguraron La Pascasia, una casa cultural que funciona como galería de arte, restaurante, bar y sala de conciertos.
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¿Cómo funciona hoy?
Detrás del desarrollo de sus propuestas culturales se encuentra un equipo de trabajo base conformado por nueve personas, entre quienes se reparten las responsabilidades de la casa.
El menú del restaurante incluye una opción de almuerzo diario, en dos versiones: omnívora y vegetariana.
María Camila García, vocalista del grupo Gordo’s Project que hace parte del sello disquero Música Corriente, es miembro del equipo administrativo de La Pascasia desde el 2017 y se encarga de la gestión cultural, gestión de derechos de autor y propiedad intelectual, además de la producción de La Orquesta La Pascasia.
“Es un espacio que le apuesta al fomento de actividades culturales. Hay eventos que suceden aquí en la casa que son impulsados por nosotros, pero también hay otros que son facilitados a terceros. Hay grupos de la ciudad que quieren hacer festivales, o que quieren lanzar un disco, o hacer una fiesta para recoger fondos para algún proyecto, pues se acercan a La Pascasia y las puertas están abiertas para que desarrollen su actividad”, explica García.
En cuanto al sostenimiento de la casa, la mayor parte de los recursos surgen gracias a becas, ya sean del Ministerio de Cultura, la Alcaldía, de circulación internacional, entre otros. Así mismo, los negocios alternos como el bar, la cocina, y más recientemente el café El Bohemio de Clausura, ubicado sobre la calle Pichincha en una esquina de la Plazuela San Ignacio, también son fuentes de ingreso que sirven para la manutención del recinto. Programación: Alrededor del patio central de la casa, ocupado por un enorme totumo, cuernos y bifloras, los visitantes de La Pascasia se sientan en torno a pequeñas mesas a conversar y a compartir alguna bebida. Resulta imposible no mirar los salones agradablemente iluminados, decorados y dispuestos, y preguntarse por las familias que habitaron la propiedad hace algunas décadas.
De lunes a viernes los clientes pueden encontrar un delicioso almuerzo; además, de miércoles a sábado, una amplia programación cultural con charlas, clubes de lectura, talleres literarios, música en vivo, muestras de cortos, cine y una exposición de arte itinerante que varía de mes a mes.
La Pascasia está abierta de lunes a viernes de 12 m. a 2 p.m. y de miércoles a sábado entre las 5 p.m. y la media noche.
Para mayor información sobre la programación puntual para cada mes en La Pascasia, sólo hay que buscarla por su nombre en Facebook y programarse para venir al centro y recorrer este agradable espacio que siempre les da la bienvenida a todos.