Con la primera, y hasta ahora única ludoteca étnica de Medellín, los niños pueden conocer sobre las diferentes culturas de nuestro diverso territorio. ¿Ya llevó a su pequeño?
Por Valentina Castaño Marín
El fuerte estruendo de un tambor resuena entre las paredes del llamativo salón y captura la atención de todos los presentes. Las miradas se posan en una esquina de este, allí Sebastián, un pequeño niño indígena de tres años, golpea con toda su fuerza un cilindro de madera y cuero que casi lo alcanza en talla.
Mientras su madre Sami disfruta de uno de los múltiples talleres que se desarrollan de manera gratuita dentro de la Casa de Integración Afrodescendiente, Sebastián hace de las suyas entre colores y juguetes en el interior de la Ludoteka étnica de Medellín.
¿Qué es una Ludoteka étnica?
Ubicado en el barrio Prado, sobre la calle 50 D, funciona desde 2015 el Centro de Integración Afrodescendiente de la alcaldía de Medellín. La población del sector luchó por conseguir este espacio para desarrollar actividades en comunidad y, posteriormente, cedió la administración a la Alcaldía, quienes podían encargarse mejor del mantenimiento de la infraestructura y del proyecto en general, con el compromiso de que ellos seguirían atendiendo y manejando una agenda de programación dirigida a la población afro e indígena de la zona.
Las ludotecas son espacio de recreación. En Medellín, las públicas se conocen como Ludotekas, son administradas del Inder Medellín y hoy existen 70. Fotos: Giuseppe Restrepo.
Sin embargo, en Medellín, donde el racismo y la discriminación desafortunadamente aún son problemáticas vigentes, fomentar y fortalecer la identidad y el auto-reconocimiento son tareas necesarias para la construcción diaria de una sociedad más tolerante. El equipo administrativo de la Ludoteka entendió esta situación y vio en el sitio la posibilidad para conectar a los niños, quienes le visitaban con tanta emoción, con sus raíces y cultura.
“En el 2016 se empezó a construir la Ludoteka étnica, pero al principio era una normal, simplemente la llamábamos así por estar acá (dentro del Centro de Integración Afrodescendiente). En el 2017 se hizo un convenio con una organización de cooperación internacional, la Organización Internacional para las Migraciones -OIM-. Con ellos hicimos lo que está en este momento, es decir, la adecuación del espacio, los murales, el puente, la barca. Cada elemento decorativo tiene un significado relevante para la comunidad afro
descendiente o indígena y así se le explica a cada nuevo visitante cuando ingresa”, comenta María Camila Castaño, comunicadora de la Ludoteka.
Una etnia es una comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.
De esta forma el título de étnica pasó de ser simbólico a convertirse en la principal característica y motivación para el equipo de trabajo. Tras el convenio, en el año 2018 se hizo la reinauguración del espacio. Ahora la administración apunta a continuar adquiriendo material que en realidad sí haga alusión a la cultura étnica del país, juguetes con enfoque, instrumentos, y demás elementos que diferencien a esta del resto.
Las familias que se acerquen allí pueden aprender sobre la musicalidad, los lenguajes, el color de la piel, la historia y las herencias de los pueblos indígena y afro, mientras juegan y pasan un buen rato juntos.
Sin embargo, el hecho de que tenga su enfoque étnico no significa que deje de lado a la población mestiza que no se identifica con alguna etnia en particular. Por el contrario, parte de las estrategias de inclusión del lugar es dar a conocer las culturas afro e indígenas a aquellos para quienes sus tradiciones no son familiares.
“Una de las apuestas de la Ludoteka y del Centro de Integración como tal, es dar a entender que la inclusión es para todos. Incluso más para quien desconoce las culturas étnicas, o el que todavía está en proceso de aceptarlas” continúa Castaño.
Por su parte, Nelly Castillo, profesional del Equipo de Etnias de la secretaría de Inclusión Social de Medellín y parte del grupo administrativo de la Ludoteka étnica, afirma que el objetivo más importante para ellos es lograr reivindicar los derechos de las minorías, y visibilizar el componente étnico que tenemos, no algunos, sino todos los habitantes de Medellín.
Por estar en un sector del centro que enfrenta diferentes dificultades sociales como la indigencia y el desplazamiento, este espacio se ha convertido en un lugar seguro para juegos y sueños de los cerca de 350 niños que la visitan mensualmente. Abierta de lunes a viernes de 10 a.m. a 5 p.m. y los sábados de 10 a.m. a 2 p.m., cuenta con una oferta constante de actividades recreativas y pedagógicas para que los pequeños puedan entretenerse y estudiar mientras se entienden a ellos mismos como individuos con una historia y aprenden un poco más de las culturas que conviven en Medellín.