Por la facilidad para esconder la evidencia, este delito se ha convertido en una de las principales rentas criminales para las bandas.
Por Redacción Centrópolis
El hurto de celulares se convirtió en la tercera renta criminal para las bandas de Medellín y el centro es, por mucho, el lugar favorito de los delincuentes para hurtar equipos móviles. Las estadísticas lo comprueban: el año pasado se denunciaron 5.443 robos de celular; la mitad de los casos ocurrieron en la comuna 10, según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de Medellín, Sisc.
Miguel* lo sabe bien. Hace tres años entró a trabajar en un local del centro comercial Ópera y desde entonces conoce los detalles del mercado negro. Cuenta que un celular de gama alta último modelo (como Samsung S6 o Huawei P10) se puede pagar entre 600 y 900 mil pesos, para venderlo entre un millón cuatrocientos y dos millones, dependiendo del modelo y las condiciones físicas (rayones, estado de la pantalla, etc).
“Aquí al día pueden ofrecer hasta 30 celulares y casi siempre son los mismos muchachos que se lo compran a combos como los de Aranjuez y Campo Valdés, que son los especialistas en eso”, explica el comerciante mientras conecta un celular a su computador para alterarle el IMEI.
Gustavo Villegas, secretario de Seguridad de Medellín, cuenta que su propósito para este año es reducir a la mitad los robos a personas, entre ellos el de celulares. “De cada 10 robos que hay en Medellín, 5 son a personas -atracos, cosquilleos, raponeos, etc.- y de esos, entre 2 y 3 son robos de celulares”, agrega.
Asegura que la comuna 10, por concentrar la mayor cantidad de personas, es el caldo de cultivo para los delincuentes. “Por eso hicimos un análisis y encontramos que hay tres cruces viales que son las zonas rojas para el robo de celulares: el cruce de la carrera 50 con calle 50, en la carrera 50 con calle 51 y en la carrera 53 con calle 54. En esas zonas ordenamos un refuerzo policial y de cámaras de seguridad para controlar el problema”, reveló.
Villegas y Miguel coinciden en señalar que el 70% de los celulares se venden como equipos de segunda mano, un 20% restante se distribuye para repuestos y el 10% que queda sale de Colombia con destino a otros países con menos controles como Ecuador y Venezuela.
El negocio es más rentable que el robo de motos, por ejemplo, porque el equipo es fácil de ocultar e incluso se pueden llevar varios en los bolsillos, agrega Miguel.
*Nombre cambiado por solicitud del entrevistado
Investigación con lupa
A pocos pasos del Ópera, donde Miguel comercializa equipos robados, un grupo de fiscales especializados trabaja para combatir este delito. Uno de ellos, que pide la reserva de su identidad por seguridad, cuenta que las investigaciones son lentas porque tienen muchos elementos en contra:
“A veces el ladrón corre y cuando lo cogen ya botó el celular, entonces no hay evidencia. O si fue raponazo o cosquilleo, muchas veces la víctima ni siquiera se dio cuenta de cuándo la atracaron, entonces la investigación parte del aire”, dijo.
Otras formas de atacar el problema
Fredy Sáenz, presidente de la Asociación de Comerciantes de Celulares de Antioquia (Acca) lleva más de tres años liderando la estrategia de legalización del sector y por eso se atreve a dar recomendaciones para evitar caer en la cadena ilegal.
“La mayoría de la gente sigue sin saber que quien les vende el celular debe tener RUT, registro mercantil, autorización de Ministerio y entregar una factura original que, por obligación, debe tener el número IMEI del celular”, explica.
Sáenz defendió el mercado de segundas partes pero dijo que la clave para asegurarse de que todo es legal es que quien venda el celular entregue fotocopia de su cédula, diligencie un formato entregado por Mintic y proporcione sus datos personales.