En los últimos días ha sido común escuchar en conversaciones entre amigos y compañeros de trabajo, que el agua potable del acueducto está llegando sucia o con un color diferente al tradicional, especialmente en sectores del sur del valle de aburrá.
Al respecto, Santiago Ochoa Posada, Vicepresidente de aguas y saneamiento de EPM explica que esta situación se presenta por el proceso de transformación que hay en el entorno del embalse de La Fe, que ha pasado de un ambiente rural a un ambiente urbano, lo que ha hecho que una cantidad de sedimentos lleguen al embalse, haciendo que se concentren allí grandes cantidades de hierro y manganeso, por lo que la planta de tratamiento de Ayurá no alcanza a hacer toda la depuración de estos metales. Ello no significa que la calidad del agua haya desmejorado.
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