La comuna 10 recoge la oferta más grande de teatros que tiene Medellín. Visitantes de toda la ciudad pueden disfrutar obras de diferentes géneros, con tarifas accesibles.
Por: Valentina Castaño Marín
La noche trae a la vida a los teatros del centro de Medellín. Mientras que la caída del sol indica para muchos recoger puestos callejeros o cerrar vidrieras y bodegas, para actores y actrices es solo la señal de que la puesta en escena de su obra de temporada está cada vez más cerca. Asimismo, mientras ellos pintan sus caras y acomodan el escenario, los visitantes van llegando de a poco. Antes de que la obra comience, se sientan en restaurantes y cafeterías aledañas, allí tienen la oportunidad de conversar con el director en una tertulia previa a la función.
“Mi experiencia yendo a teatro al centro ha sido siempre muy grata porque he podido ver obras de muy alta calidad con aporte voluntario. Creo que este método atrae público muy variado, de todos lados de la ciudad. Me parecen muy valiosos los espacios de conversación y debate que se dan con el director o actores antes de la obra, y son de muy fácil acceso por las diferentes rutas de bus y Metro que tienen”, afirma Emmanuel Villa, un joven visitante que frecuenta estos espacios desde hace seis años.
El teatro Elemental está ubicado en la carrera 42 con la avenida San Juan, cercano a las Torres de Bomboná.
Matacandelas, Trueque, Elemental, el Pequeño Teatro, Águila Descalza, Oficina Central de los Sueños y Porfirio Barba Jacob son solo algunos de los nombres de las más de 35 sedes que conforman lo que es hoy el circuito teatral de La Candelaria. Si tenemos en cuenta el hecho de que hace unas tres décadas no eran más de cuatro o cinco los teatros presentes en el centro, se puede evidenciar con claridad el crecimiento de la oferta en el sector.
Pero, ¿por qué es llamativa la zona para este gremio?
“Por un lado, es una casualidad del destino. Elemental comenzó en Prado Centro y, posteriormente, buscamos un lugar que fuera más adecuado para lo que necesitábamos, así encontramos esta bodega. De alguna manera modificamos una calle, antes todo esto eran talleres y nosotros llegamos a poner un teatro. A partir de ahí surge La Pascasia. Antes ponían negocios y no funcionaban, ahora nuestro público come perrito, hamburguesa, hemos generado un movimiento cultural muy importante. El centro tiene fama de peligroso, pero los teatros son oasis, espacios de no violencia necesarios”, explica John Viana, director del teatro Elemental.
En palabras de Viana, si usted está buscando un teatro light, quizá el Elemental no sea su mejor opción. Una obra de este grupo será por lo general fuerte, de temas profundos, encaminados a mover los sentimientos del espectador, a tocarlo en sus emociones. Por ejemplo, la obra De la muerte sin exagerar. En ella tratan el tema de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia. Para conectar a los visitantes con la historia y el espacio, el director pide que, antes de ingresar a la sala, quienes deseen se quiten los zapatos y caminen sobre una espesa capa de tierra que cubre por completo el escenario. Muchos espectadores aceptan el reto, se descalzan, caminan y sus pies desnudos se convierten en una muestra de profunda empatía.
Las presentaciones teatrales en el centro se caracterizan por involucrar el escenario para sorprender al espectador y conectarlo espacialmente con la obra. Estas experiencias únicas son las que han logrado cautivar a un público que se mantiene fiel y va en aumento.
No es fácil preparar estos elaborados montajes teatrales, puede llevar meses de largos y arduos horarios de ensayo.
“Trabajo en el Elemental desde el mediodía, de martes a sábado hasta el fin de la programación, los lunes salgo como a las seis o siete de la noche. El tiempo de montaje depende de muchas cosas, cuando es una creación sin ningún apoyo económico suele tardar mucho más que cuando una hay una beca de una entidad o algún estímulo de por medio”, cuenta Angie Muriel Jiménez, actriz en el Elemental.
La compra de las casas en las que se ubican los teatros del centro, por parte de empresas constructoras, ha supuesto un problema para las sedes.
Es por esto que, a pesar de que en los teatros de La Candelaria, la opción de aporte voluntario facilita la llegada de un público diverso, se pide a los visitantes que tengan presente el trabajo constante de actores y otros miembros del equipo, todo el esfuerzo que hay detrás del montaje de una obra.
Sin importar cuáles sean sus preferencias, es casi seguro que en el centro podrá encontrar una obra que lo motive a hablar de ella por meses y lo haga invitar a toda su familia a verla, quizá conozca gente nueva, se haga amigo de un director o hasta termine con ganas de actuar, ¿quién sabe? Así es como les pasa a muchos que un día deciden darse la oportunidad de quedarse cuando las luces comienzan a apagarse.