Por: Guzmán Omaña
Foto: Omar Portela
Comienzas a caer en cuenta de que todos tus días en esta cuarentena se parecen a un continuo domingo en el centro de Medellín. ¡Si! todo cerrado, los mismos vecinos desesperados que salieron a las 8 de la mañana buscando algo abierto donde comprar algo para desayunar, ese algo “diferente”, a buscar algún chiringuito donde estén vendiendo algunas verduras y hortalizas frescas para cocinar algo “diferente”, comerse un pastelito (el del domingo) y a encontrarnos en Versalles en el paseo Junín con algún conocido o desconocido, seguramente para compartir un tinto y comprar el pan o las “madrileñas” para el tardeo, pues ¡Es Domingo!
Y es que el domingo todos queremos hacer algo “diferente”. Hoy nos damos cuenta que lo diferente se nos convirtió en algo continuo. Todos estos días de toque de queda voluntario o impuesto en nuestras casas, en nuestro barrio, en nuestra cuadra, en el espacio donde tocó vivir, se nos convirtieron en muchos domingos juntos.
En estos sesenta domingos se hizo presente la solidaridad, fueron días de incertidumbre donde los mensajes del Whatsapp, de familiares, amigos y vecinos en el barrio rondaban sobre el tema del autocuidado, el aislamiento social y estar al lado de los que no tenían para soportar estos días tan extraños, como estar ¡Siempre en domingo pues!
El domingo en tu casa es ese día de descanso que siempre esperas, pero que igual te toca trabajar (en casa), te dedicas a hacer aseo, sacas toda la ropa sucia para lavar, en el poco espacio entre tantos quehaceres les regalas ese algo “diferente” para comer a los tuyos en casa, cocinaste algo delicioso o decidiste salir a comer algo “diferente” en ese restaurante que, por supuesto ese domingo no puede ser el mismo que el del domingo pasado. Si ¡Lo sé! en este momento de eternos domingos, esos gustos “diferentes” pasaron a ser el común de tu día a día y ya odias tener tantos domingos juntos en tu casa.
La reflexión está en cómo hacer ahora algo diferente entre tantos domingos juntos, cómo organizarte con la familia apiñada 24/7, cómo variar el menú, cómo organizar el teletrabajo con clases de tus hijos incluidas y cómo tener privacidad cuando todos estamos en casa (mascotas incluidas) por tantas horas seguidas. Otros apenas están empezando a lidiar con situaciones como “estar consigo mismos”. Muchos solucionaron su situación, otros quizá, aún no terminan de solventar esto. Lo cierto es que nunca nos habían puesto en tal situación y ahora que debemos enfrentarla o confrontarla, es el momento para demostrar de qué madera estamos hechos. La aceptación, la paciencia y la cooperación son algunos de los valores que muchos de nosotros identificamos a la hora de poner en práctica acciones en pro de la convivencia familiar o en el día a día dentro de la comunidad donde vivimos.
Estos domingos continuos tomaron por sorpresa a muchos y a otros quizá no tanto. Hubo quienes ya organizados en apartamentos, fincas y casas con patios donde pasar tantos días de no hacer nada o hacer mucho se quedaron a pasar esos días “extraños”. Y hubo otros a quienes esta retreta de domingos tomó por sorpresa, esos que se atrincheraron en parques y plazas, muy cerca de farmacias, supermercados y bancos; para ellos todos estos domingos, fueron de algún modo un día “normal”, habitantes de calle que, pidiendo a otros, lo del día a día, lograron sobrevivir a estos días “extraños” de intensa soledad en los predios del centro de Medellín.
Del otro lado se hizo presente la diversidad y las actividades de algunos grupos esenciales para unos y no tan esenciales para otros. Trabajadores sexuales y grupos trans que también alzaron su voz ante los organismos gubernamentales y que fueron atendidos en su momento, con poco o con mucho. Un grupo que jamás pensó, sobre una temporada tan larga e intensa de interminables domingos.
Fueron días en que los más hermoso del ser humano se reflejó en acciones como regalar bolsas (muy grandes) llenas de hortalizas y verduras a los vecinos que no tenían para comer estos eternos domingos, de organizar almuerzos comunitarios para más de 100 venezolanos que viven en su cuadra, de llamar a tus conocidos para preguntarles de qué manera podían unirse a esta causa y de compartir su comida con el de al lado, el del frente y con los que sacaron sus trapos rojos, independientemente de su nacionalidad. Fueron muchos los que sacaron sus trapos rojos y clamaron por ayuda, la que llegó gracias a la solidaridad de vecinos y amigos de la comunidad. El estado también llegó, vestido de policías, de voluntarios y personal de la Alcaldía, algo protocolares para tanta necesidad expresa, igual muy oportunos, a ellos siempre les estaremos agradecidos por haber hecho su mayor esfuerzo por ayudar.
El asombro más grande es para quienes los domingos tuvo comúnmente un significado de día extraordinario o día de descanso con remuneración doble o triple, los trabajadores de los supermercados, transporte de cargas, transporte público, farmacias y hospitales, bomberos y personal de entes gubernamentales responsables de llevar el agua, la electricidad, las telecomunicaciones a los espacios de cada quien. Además de gestionar toda la crisis de salud y seguridad alimentaria junto a todos los campesinos, empresarios del agro y de servicios de la ciudad. A todos ellos ¡Muchas gracias!
Hoy en el domingo número 60, caigo en cuenta que el mercado de San Alejo ya es una tienda virtual, que los domicilios se triplicaron en demanda y también en demora en tiempos de espera y que ya no es tan necesario esperar ese “domingo tan especial” para no hacer nada o hacer mucho (en casa).
Muy bueno es verdad también he pensado que parece un domino
Así es Sandra! Y seguimos 🙁